Reportaje:Fórmula 1 | La era Alonso

"Es mi última noche con vosotros"

El español acude a la fiesta de Renault y se fotografía con todo el mundo

La tarde en que Fernando Alonso se proclamó campeón del mundo de fórmula 1 por segunda vez consecutiva se alargó de forma increíble. A todas las entrevistas que mantuvo con la prensa y la televisión le siguieron las reuniones con los ingenieros, que agotaron hasta la última gota del contrato que aún tienen vigente hasta el 31 de diciembre con el español, fecha en que se convertirá en piloto de McLaren Mercedes. Tras varias horas de análisis, todos se fueron hacia el box para poner fin a la vida del motor que les había dado el título mundial: simple y llanamente, Alonso lo quemó pasándol...

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La tarde en que Fernando Alonso se proclamó campeón del mundo de fórmula 1 por segunda vez consecutiva se alargó de forma increíble. A todas las entrevistas que mantuvo con la prensa y la televisión le siguieron las reuniones con los ingenieros, que agotaron hasta la última gota del contrato que aún tienen vigente hasta el 31 de diciembre con el español, fecha en que se convertirá en piloto de McLaren Mercedes. Tras varias horas de análisis, todos se fueron hacia el box para poner fin a la vida del motor que les había dado el título mundial: simple y llanamente, Alonso lo quemó pasándolo de vueltas con varios acelerones que se escucharon en todo el circuito.

Sin embargo, los actos aún no habían concluido. Por la noche, Alonso acudió junto a su novia, Raquel del Rosario, cantante del grupo El Sueño de Morfeo, y a su representante, Luis García Abad, a la fiesta de celebración que había preparado la escudería Renault en un céntrico local de São Paulo. Allí estuvieron la mayor parte del equipo y varios representantes de Michelin. Pero el director general, Flavio Briatore, no acudió a la cita porque prefirió regresar de inmediato a Europa. Alonso se presentó tarde, alrededor de las 23.15, después de haber cenado en su hotel. Su llegada armó un revuelo entre los invitados, pero él, siempre con una actitud exquisita, decidió mantenerse algo distante y permaneció sentado en un sofá con su entorno más cercano hasta que llegó su momento.

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Cuando le llamaron al estrado, a través de los altavoces, Alonso se desató. Entonces, sí, habló para el equipo y repitió el discurso que había pronunciado por la tarde en la conferencia de prensa oficial. "Es mi última noche con vosotros", agregó; "y quiero agradeceros el esfuerzo que todos habéis realizado para que pudiera ganar estos dos títulos. Creo que es la mejor forma de despedirse. Llevaré a este equipo siempre en el corazón". Después hizo una broma con su compañero, el italiano Giancarlo Fisichella. "Déjalo porque no estás para hablar", le dijo cuando éste iniciaba su parlamento en un estado excesivamente eufórico. También Kovalainen, el segundo piloto oficial de Renault en 2007, estuvo con ellos antes de que Alonso cogiera una gran botella de champaña y bañara a los asistentes.

Fueron sus mejores instantes. Se fotografió con todo el mundo, se fue despidiendo de todos sus mecánicos e ingenieros y agradeció personalmente a los enviados especiales de la prensa española presentes la divulgación que se ha hecho del mundo de la F-1. Se marchó pronto porque por la mañana volaba hacia el Reino Unido, donde permanecerá toda la semana y se despedirá de la gente de la fábrica de Enstone, con la que más ha convivido durante los cinco años que ha permanecido en Renault.

A Oviedo tiene previsto viajar el próximo sábado. Allí proseguirán las celebraciones con la marea azul, a la que pidió que no cambie el color de la bandera asturiana a pesar de que no coincida con el del bólido que pilotará la próxima temporada. Serán los últimos estertores de su relación con la firma Renault, con demasiados altibajos y que se agrió durante esta campaña, pero a la que Alonso quiere poner el broche de forma elegante.

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