Tribuna:COYUNTURA INTERNACIONAL

Juego de expectativas

En el último año las expectativas de política monetaria han centrado la atención de los mercados. En primavera, la posibilidad de aumentos adicionales de tipos de interés oficiales en EE UU y de una aceleración del ritmo de subidas en Europa condujeron a aumentos de los tipos de largo plazo y a descensos de los precios bursátiles. A final de junio, las expectativas cambiaron y, en el verano, los tipos a 10 años descendieron casi medio punto porcentual en los principales mercados. El temor a una desaceleración en EE UU llevó a pensar en que, una vez alcanzado el nivel del 5,25% en los tipos de ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

En el último año las expectativas de política monetaria han centrado la atención de los mercados. En primavera, la posibilidad de aumentos adicionales de tipos de interés oficiales en EE UU y de una aceleración del ritmo de subidas en Europa condujeron a aumentos de los tipos de largo plazo y a descensos de los precios bursátiles. A final de junio, las expectativas cambiaron y, en el verano, los tipos a 10 años descendieron casi medio punto porcentual en los principales mercados. El temor a una desaceleración en EE UU llevó a pensar en que, una vez alcanzado el nivel del 5,25% en los tipos de la Reserva Federal, no habría más subidas, sino que incluso éstos podrían bajar en 2007. En Europa se cuestionó el margen adicional de subidas: el mercado empezó a dudar de que los tipos oficiales pudieran llegar al 4% en 2007.

"Unas condiciones financieras holgadas indican que la Reserva Federal no va a tener ninguna prisa en bajar sus tipos oficiales"

Hay razones para pensar que la Reserva Federal no va a tener prisa en bajar tipos, sino que podría mantenerlos un periodo amplio, y que el Banco Central Europeo los seguirá subiendo hasta el 4%. Así, frente a los riesgos a una baja en la actividad por la situación del mercado inmobiliario en EE UU, debe recordarse que la economía global crece impulsada por los países emergentes, que el precio del crudo se ha moderado y que el sector corporativo tiene notables soportes. Además, las condiciones financieras son relativamente relajadas. La persistencia de esa situación puede suponer incertidumbre, y llevar a los bancos centrales a esperar para bajar tipos o parar sus subidas.

En efecto, los últimos años se han caracterizado por una notable expansión de la liquidez, que ha conducido a elevados precios de algunos activos y a un notable aumento del crédito y del endeudamiento. Hasta ahora esta situación no se ha traducido en un aumento significativo de la inflación mundial, pero la elevada liquidez sigue incorporando un elemento de riesgo alcista. En este contexto de condiciones monetarias holgadas, cabe destacar que las tasas de interés oficiales están alcanzado máximos en niveles relativamente bajos. La globalización financiera también contribuye a que los tipos de largo plazo apenas hayan repuntado en dos años. Todo ello configura un marco en el que el sector empresarial, con altos beneficios y liquidez, muestra un gran dinamismo, y los precios bursátiles, recuperados del descenso primaveral, se sitúan en máximos históricos.

Mayte Ledo es economista jefe de Europa y Escenarios Financieros del Servicio de Estudios del BBVA.

Archivado En