Girasoles psicodélicos en París

Tras el impacto conseguido por Jean Paul Gautier con sus mujeres obesas y el pase de Valentino a la elegancia subliminada, el Museo del Hombre de París ha servido al diseñador belga de origen murciano José Enrique Oña Selfa para reafirmarse como un diseñador de vanguardia bien instalado en el segmento del lujo. Su propuesta para el verano de 2007 es más rupturista que nunca, se apoya en el blanco, los recamados y la piel grabada o troquelada, que es el sello y tradición de su casa; en un enfebrecido viaje a los años sesenta se respira y homenajea, entre otros, a ...

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Tras el impacto conseguido por Jean Paul Gautier con sus mujeres obesas y el pase de Valentino a la elegancia subliminada, el Museo del Hombre de París ha servido al diseñador belga de origen murciano José Enrique Oña Selfa para reafirmarse como un diseñador de vanguardia bien instalado en el segmento del lujo. Su propuesta para el verano de 2007 es más rupturista que nunca, se apoya en el blanco, los recamados y la piel grabada o troquelada, que es el sello y tradición de su casa; en un enfebrecido viaje a los años sesenta se respira y homenajea, entre otros, a Pierre Cardin y a otros héroes de la costura de aquellos tiempos. Y Loewe se inserta en la tendencia globalizada contemporánea con los minivestidos rectos y los estampados vegetales sobre seda que parecen girasoles psicodélicos y que proceden del amplio baúl de archivo de la propia firma, y acaso es eso lo que les da su autenticidad.

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