Crítica:

Lo que hay detrás

En 1893, el escultor Adolf Hildebrand publicó un opúsculo titulado Das Problem der Form en el que trata de la relación entre el espectador y el objeto que contempla haciendo así explícito el valor del espacio que existe entre ellos. En este ensayo explica cómo una mirada próxima y cinética ofrece una visión estereoscópica que pone en evidencia las cualidades del espacio por medio de impresiones sucesivas que obligan al ojo a adoptar distintas acomodaciones focales, generando de esta manera la sensación de tridimensionalidad espacial. Hildebrand, sin embargo, no intentó ilustrar con su o...

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En 1893, el escultor Adolf Hildebrand publicó un opúsculo titulado Das Problem der Form en el que trata de la relación entre el espectador y el objeto que contempla haciendo así explícito el valor del espacio que existe entre ellos. En este ensayo explica cómo una mirada próxima y cinética ofrece una visión estereoscópica que pone en evidencia las cualidades del espacio por medio de impresiones sucesivas que obligan al ojo a adoptar distintas acomodaciones focales, generando de esta manera la sensación de tridimensionalidad espacial. Hildebrand, sin embargo, no intentó ilustrar con su obra escultórica, que no dejó de ser mera estatuaria de corte clásico, estas teorías, tampoco lo va a hacer Isidro Blasco (Madrid, 1962) más de ciento diez años después, pero cuando se contemplan sus obras más actuales parece que aquellas atinadas ideas del maestro alemán animan su trabajo.

ISIDRO BLASCO

Galería Fúcares

Conde de Xiquena, 12. Madrid

Hasta el 4 de noviembre

Isidro Blasco, que se presentó a finales de los años ochenta como escultor, ha ido incorporando la fotografía en su obra hasta terminar construyendo espacios visuales que se configuran por medio de imágenes sucesivas y dinámicas, tal como hace el ojo cuando escruta un lugar. Pero, como señalaba Hildebrand, la idea de tridimensionalidad, de la que carece cualquier fotografía, se consigue mediante una visión cinética, así Blasco mueve sus ojos o se mueve él con la cámara para captar las diferentes facetas que ofrece cualquier escenario. Pero el objetivo de sus obras no es mostrar imágenes de habitaciones o de ambientes urbanos que han sido escrutados fotográficamente sino configurar espacios a través de insinuar volúmenes y de destacar planos que giran y cambian de posición. Para ello, Isidro Blasco utiliza una técnica desarrollada por el pintor pop David Hockney consistente en tomar instantáneas desde un punto más o menos fijo en todas direcciones para luego recomponer la imagen en un mosaico vibrante, configurando una suerte de cubismo fotográfico.

La estructura que soporta las imágenes no es un mero artilugio técnico de la obra sino que cobra carácter expresivo al hacerla evidente y mostrar no sólo la forma en que los listones de madera se articulan y ensamblan sino cómo las fotografías cobran sentido espacial al seguir las líneas estructurales de las tablas y listones que las sujetan o, viceversa. Eso que hay detrás es, sin lugar a dudas, escultura, mientras que las imágenes pasan a ser meros pretextos para construirlas.

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