Análisis:A LA PARRILLA

La entrevista

A quien recuerde aquella primera pregunta que le hizo Iñaki Gabilondo a Felipe González cuando estaba caliente el escándalo de los GAL no le puede extrañar que el mismo periodista comience su entrevista (Noticias Cuatro. La entrevista) al actual líder de la oposición tratando de saber, en seguida, si de veras se siente al mando del Partido Popular.

Mariano Rajoy se mostró incómodo, tanto que le reprochó al periodista que le hiciera semejante pregunta. Los derroteros de la conversación siguieron tensos, y es probable que muchos espectadores compartieran la incomodidad de Rajoy. Ot...

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A quien recuerde aquella primera pregunta que le hizo Iñaki Gabilondo a Felipe González cuando estaba caliente el escándalo de los GAL no le puede extrañar que el mismo periodista comience su entrevista (Noticias Cuatro. La entrevista) al actual líder de la oposición tratando de saber, en seguida, si de veras se siente al mando del Partido Popular.

Mariano Rajoy se mostró incómodo, tanto que le reprochó al periodista que le hiciera semejante pregunta. Los derroteros de la conversación siguieron tensos, y es probable que muchos espectadores compartieran la incomodidad de Rajoy. Otros, seguramente, habrán compartido la actitud de Gabilondo, interesado en seguir queriendo saber si el presidente de los populares se siente cómodo en el partido.

El lenguaje corporal del líder popular, que llegó sonriente, dejó claro que acaso se siente cómodo en el PP, pero que se sentía sumamente inquieto en la entrevista. El periodista tiene derecho a preguntar, dentro de los límites que tan bien maneja el director del noticiario de Cuatro, pero el entrevistado también tiene derecho a expresar su incomodidad. Rajoy lo hizo, y en algún momento se agarró como un clavo ardiendo a una tregua que le propuso Gabilondo: "Entiendo, señor Rajoy, lo que me está diciendo", le dijo, y Rajoy aprovechó la circunstancia para rogarle que no siguiera por ahí. A Gabilondo también le tocó su propio suspiro; era tan correoso su entrevistado (correoso también en sus dudas) que cuando ya no podía subir más la cuesta, expresó el final de su intento con un suspiro que resonó en la pantalla como una perplejidad, un silencio o un túnel...

Rajoy no fue a la entrevista a dar noticias, pero expresó claves. Dejó las dudas ("yo no sé si hubo conspiración o no") de las que abrevan los interesados en seguir la teoría conspirativa. Y sólo se relajó al final, cuando él y el periodista hablaron de fútbol. Y tampoco ahí compartieron buenas noticias.

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