Reportaje:

Tributos con añoranza

La fuerza de Freddy Mercury y las coreografías de 'Grease' resucitan en los escenarios del Tívoli y el Victòria

Freddy Mercury es uno de esos hitos del rock cuya muerte prematura les convierte en una figura de culto imperecedera. Aunque el legado del cantante de Queen se puede encontrar en cualquier tienda de discos, sus seguidores le echan de menos y aprovechan cualquier ocasión para rendirle homenaje. Una prueba de este cariño se puede constatar cada 5 de septiembre, día en el que nació Mercury cuando corría 1946. En Internet se multiplican entonces los mensajes de gente que le admira. Son escritos llenos de añoranza para felicitarle el cumpleaños y recordar anécdotas protagonizadas por su ídolo, fall...

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Freddy Mercury es uno de esos hitos del rock cuya muerte prematura les convierte en una figura de culto imperecedera. Aunque el legado del cantante de Queen se puede encontrar en cualquier tienda de discos, sus seguidores le echan de menos y aprovechan cualquier ocasión para rendirle homenaje. Una prueba de este cariño se puede constatar cada 5 de septiembre, día en el que nació Mercury cuando corría 1946. En Internet se multiplican entonces los mensajes de gente que le admira. Son escritos llenos de añoranza para felicitarle el cumpleaños y recordar anécdotas protagonizadas por su ídolo, fallecido de sida en 1991. Gracias al espectáculo Queen. It's a Kinda Magic, del que se ofrecen 10 funciones en el teatro Tívoli de Barcelona a partir del jueves, los incondicionales de Mercury y su voz torrencial podrán sacudirse la nostalgia por unas horas. A diferencia de otros musicales similares, inspirados en grupos míticos cuyos supervivientes repudian el resultado, Queen. It's a Kinda Magic ha recibido la bendición de varios amigos del malogrado cantante, como Brian May, guitarrista de la banda, y el asistente personal de Mercury, Peter Freestone.

El espectáculo, concebido como un tributo sin artificios y con forma de concierto, se estrenó en 1998 y ha cosechado un gran éxito en todo el mundo, desde los Emiratos Árabes a Canadá. El programa se compone de una veintena de canciones de Queen, entre las que no faltan dos de los bombazos que se convirtieron en bandera del grupo: We are the Champions, trocado en himno deportivo (si se gana, claro) y Bohemian Rapsody. Craig Pesco se convierte en el escenario en Freddy Mercury, algo que facilita cierto parecido físico, aunque el cometido no es fácil. Si bien Mercury reconocía que a ciertas edades era difícil ponerse unos leotardos y dar botes en un escenario durante horas, su energía arrolladora parecía no tener fin. Pesco recorría Estados Unidos sin mucha gloria para interpretar canciones de otros músicos. Transformarse en el sosia de Mercury le ha cambiado la vida, tanto que dice identificarse plenamente con el cantante de Queen al encenderse los focos.

La moda del revival no acabará estos días en esa recreación de la fuerza de Queen. A partir del mismo jueves, el teatro Victòria acogerá otro clásico popular: el musical Grease, que batió marcas en Broadway y obtuvo una popularidad masiva a través de la adaptación cinematográfica protagonizada por John Travolta, quien dio vida a un inolvidable y chulesco Danny Zuko, y Olivia Newton-John, por entonces una desconocida cantante pop australiana.

El montaje, dirigido por Ricard Reguant, es una gran producción que cuenta con un presupuesto poco habitual, ya que asciende a 1,3 millones de euros. Reguant, responsable de la versión española de otros musicales legendarios, como Siete novias para siete hermanos y West Side Story, llevaba años soñando con montar su propia versión de Grease, ambientado esta vez en un plató de cine. Un total de 34 artistas, entre actores, músicos y bailarines, convertirán cada noche el escenario del Tívoli en una fiesta compartida con los espectadores.

La dirección musical la firma Manu Guix, uno de los profesores del concurso Operación Triunfo, mientras que de las coreografías se ha encargado Coco Comín. "Esta obra sólo puede funcionar desde la complicidad. La hemos hecho con una ironía que ya estaba en la película. Esperamos que el público participe", desea Reguant, quien lamenta la "mala situación" de los musicales en Cataluña. "Es un género abandonado. En Cataluña hay demasiado proteccionismo por parte de las administraciones, que dejan de lado los espectáculos más comerciales. Y el género musical es, sobre todo, comercial", remacha.

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