Tribuna:Mundial de baloncesto 2006

¿Quién desafía a Newton?

Más de una vez se ha dicho que tal o cual jugador de la NBA desafiaba las leyes de Newton en sus entradas a canasta. Quien ha usado esta expresión se refiere a la acción de la gravedad sobre el jugador, que de alguna forma parece ser mitigada, pero no por una excepcional capacidad de salto, que difícilmente superará a la de los atletas de salto de altura o la de algunos bailarines, sino por algo que hacen en sus entradas que parece prolongarles el vuelo. Los astronautas, cuando necesitan practicar la ausencia de gravedad se suben a aviones especiales que realizan loopings y durante unos...

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Más de una vez se ha dicho que tal o cual jugador de la NBA desafiaba las leyes de Newton en sus entradas a canasta. Quien ha usado esta expresión se refiere a la acción de la gravedad sobre el jugador, que de alguna forma parece ser mitigada, pero no por una excepcional capacidad de salto, que difícilmente superará a la de los atletas de salto de altura o la de algunos bailarines, sino por algo que hacen en sus entradas que parece prolongarles el vuelo. Los astronautas, cuando necesitan practicar la ausencia de gravedad se suben a aviones especiales que realizan loopings y durante unos segundos consiguen este efecto. ¿Acaso los jugadores de baloncesto usarán una estrategia parecida? O por el contrario, ¿el autor se refiere simplemente a una ilusión óptica provocada sobre el espectador?. Y si es así, ¿en qué consiste la ilusión?

El jugador de baloncesto, durante la entrada a canasta, describe un movimiento parabólico, pero a diferencia de la famosa bola de un cañón o de una pelota que lanzamos, el jugador se mueve durante el vuelo (más le vale, si no quiere recibir un tapón). Su trayectoria parabólica no la describe una parte concreta de su anatomía, como por ejemplo los pies, manos o cabeza, sino un punto, que no podemos ver, aunque sí podemos calcular su posición, que llamamos centro de gravedad. Éste describe una trayectoria que está perfectamente determinada, sabiendo cuánta velocidad tenía al despegar, con qué ángulo lo hizo y a qué altura llegará respecto a la de partida. Entonces ¿de dónde nace la ilusión? Pues de que alguna parte de su cuerpo, por ejemplo la cabeza, puede permanecer a la misma altura durante un trecho del vuelo. Para conseguirlo, basta doblar (flexionar) durante el ascenso las extremidades inferiores y extenderlas durante el descenso, o si se hace con las extremidades superiores, levantarlas al inicio del vuelo y bajarlas al final. Como casi siempre, es fácil de decir y difícil de hacer, aún teniendo mucha fuerza explosiva, que nos permita aguantar más tiempo en el aire. Pero, ¿de cuanto tiempo estamos hablando? En un salto muy potente, en el que el centro de gravedad se llegara a levantar medio metro, el vuelo de nuestro jugador escasamente perdurará seis décimas de segundo. Nada, que como en los buenos juegos de magia, la ilusión se crea con movimientos rápidos y precisos.

Por desafío se entendería hoy el problema del recorrido más rápido en la caída de unas bolas entre 2 puntos, usando diferentes trayectorias en la pendiente (la braquistócrona), que planteó en su época el matemático suizo Johann Bernoulli ante la Royal Society y que solucionó de forma elegante el físico inglés. Pero ningún deportista ha desafiado ni desafía las leyes de Newton, precisamente porque las usan y juegan con ellas creando ilusión en los espectadores. Ahora, la selección española ha cumplido con lo esperado y cada partido ganado en esta última fase va a despertar mayores dosis de ilusión. Quién sabe si nos espera una final en la que nuestros jugadores puedan desafiar en juego al equipo americano.

Xavier Aguado Jódar es biomecánico de la Facultad de Ciencias del Deporte, Universidad de Castilla-La Mancha.

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