Reportaje:Mundial de baloncesto 2006

El escalón más peligroso

España, que hoy se enfrenta a Lituania, tropezó en los dos últimos Mundiales y los JJ OO de Atenas en los cuartos de final

Raimundo Saporta propagó en el decenio de los 60 la idea de que es preferible concluir un campeonato en el tercer puesto que en el segundo. La razón que esgrimía el antiguo dirigente del Madrid y de la Federación Internacional de Baloncesto es que se cerraba el torneo ganando el último partido, los jugadores transmitían buenas sensaciones a la afición y se despedían hasta la próxima de forma positiva, con buen sabor de boca. Han pasado los años y los objetivos de los españoles son cada vez más ambiciosos. Que no les vayan con espejismos de ese tipo a la generación de Gasol y compañía. No se co...

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Raimundo Saporta propagó en el decenio de los 60 la idea de que es preferible concluir un campeonato en el tercer puesto que en el segundo. La razón que esgrimía el antiguo dirigente del Madrid y de la Federación Internacional de Baloncesto es que se cerraba el torneo ganando el último partido, los jugadores transmitían buenas sensaciones a la afición y se despedían hasta la próxima de forma positiva, con buen sabor de boca. Han pasado los años y los objetivos de los españoles son cada vez más ambiciosos. Que no les vayan con espejismos de ese tipo a la generación de Gasol y compañía. No se consuelan con tan poca cosa. Cuando van a por el primero, el segundo puesto les sabe a cuerno quemado. O, si pueden quedar cuartos, ¿por qué conformarse con ser quintos? Eso, a pesar de que en el último Europeo, en Belgrado, el partido de despedida, ante Francia, concluyó de tan mala manera que no sólo se perdió la medalla de bronce, sino que costó el relevo del seleccionador, Mario Pesquera.

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La selección española de baloncesto no sufre un síndrome tan evidente como la de fútbol cuando afronta los cuartos de final, pero en los Mundiales ha tropezado dos veces en esa piedra. Precisamente, en los dos últimos. En el de 1998, en la capital griega, donde, pese al espléndido momento de Herreros, el máximo anotador del torneo, Grecia fue su verdugo. Y en el de 2002, en Indianápolis, donde la Alemania de Nowitzki le cerró el camino.

"Todos saben lo que nos jugamos, pero los jugadores poseen una sensatez que nos permite buscar un equilibrio entre las presiones y las necesidades", explica el seleccionador, Pepu Hernández, ante el partido que enfrenta hoy a España y Lituania; "si estábamos un pelín nerviosos era en los octavos. No es éste un momento para nervios o dudas".

La última vez que Lituania jugó contra España fue en la final del Europeo de 2003. Los lituanos vencieron por 93-84. Desde entonces, ambos equipos han cambiado, especialmente el lituano, que, sin Jasikevicius, está liderado por Macijauskas, ex del Tau y de los Hornets de Nueva Orleans. Destaca también la fortaleza de los pívots Lavrinovic y Javtokas, así como Songaila, de los Wizards de Washington.

Curiosamente, la única ocasión en que España estuvo en las semifinales y alcanzó su mejor clasificación hasta ahora en un Mundial, hace 24 años en Colombia, no disputó los cuartos. El motivo es que el sistema de competición llevaba directamente a las semifinales a los dos primeros de una liguilla. En Cali, España se benefició de su inesperada e histórica victoria sobre Estados Unidos: 109-99. Entonces, las diferencias eran abismales y los estadounidenses, que reclutaban a jugadores universitarios, también fueron sorprendidos por la antigua Unión Soviética en la final. Aquel año, Fernando Martín, Epi, Corbalán y compañía superaron a un equipo en el que destacaban Rivers, Carr y Pinone, el pívot que después hizo historia en Estudiantes.

Dos veces más ha quedado España en la quinta posición de unos Mundiales. Pero en ambas sucedió lo mismo que en 1982: el sistema de competición no preveía el cruce de los cuartos, sino que clasificaba directamente para las semifinales en función de dos liguillas previas. En 1974, en Puerto Rico, pagó caras sus derrotas ante Estados Unidos y Yugoslavia y, sobre todo, ante Cuba. En 1986, actuando como anfitrión, el equipo que dirigía Antonio Díaz Miguel tropezó en la primera fase, disputada en Zaragoza, ante el de Brasil, liderado por Schmidt.

La quinta de Gasol y compañía también sufrió otro tropezón especialmente infausto en unos cuartos de final. Fue en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Habían ganado los seis partidos anteriores y quedado los líderes de su grupo, pero les tocó enfrentarse a Estados Unidos. Marbury les acribilló con seis triples y 31 puntos y clasificó al conjunto norteamericano para las semifinales.

Pepu Hernández felicita a Pau Gasol durante el partido contra Serbia. Junto a ellos, Jiménez y Garbajosa.EFE

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