Los comisarios se la juegan

La convocatoria de Inéditos, el programa de La Casa Encendida dedicado a la promoción de nuevos comisarios, se ha saldado este año con tres exposiciones, entre las cuales Derivados, nuevas visiones financieras se lleva las palmas. Y lo hace porque tiene el enorme mérito de introducir por primera vez en la escena artística madrileña el arte de los artistas que han convertido al mercado de capitales en el tema principal de su trabajo, rompiendo de paso con un viejo prejuicio romántico que impide darse cuenta tanto del grado de control que ese mercado ejerce sobre nuestras vidas com...

La convocatoria de Inéditos, el programa de La Casa Encendida dedicado a la promoción de nuevos comisarios, se ha saldado este año con tres exposiciones, entre las cuales Derivados, nuevas visiones financieras se lleva las palmas. Y lo hace porque tiene el enorme mérito de introducir por primera vez en la escena artística madrileña el arte de los artistas que han convertido al mercado de capitales en el tema principal de su trabajo, rompiendo de paso con un viejo prejuicio romántico que impide darse cuenta tanto del grado de control que ese mercado ejerce sobre nuestras vidas como del hecho de que la naturaleza enigmática del capital, la extraordinaria complejidad de sus relaciones con los índices, gráficos y cuadros que lo representan, así como el papel decisivo que cumplen sus alegorías en el lenguaje mediático que se ocupa de sus inescrutables movimientos, guardan sintonía con los enigmas del arte y con las igualmente complejas relaciones del mismo con sus medios de visibilidad y representación. En los dos ámbitos esos medios, apartándose del modelo especular de la representación, son realmente productivos o, mejor, preformativos: producen aquello que enuncian. Y así lo reconocen los integrantes del colectivo Derivart, comisarios de esta muestra, cuando afirman en el texto del catálogo: "... los índices apenas han sido problematizados por el arte. Pero esta omisión es desafortunada, pues crear un índice supone crear una nueva realidad económica". Y hasta política y cultural, como lo demuestran los artistas incluidos en esta notable exposición, que, en general, manipulan o desvían los índices que articulan el lenguaje propio de los mercados financieros para generar obras que interrogan esos mercados, sus leyes y estrategias y sus estructuras de poder. O los convierten en instrumentos del activismo político radical, como ocurre ejemplarmente con Web Issue Ticker, una pieza de Richard Rogers y Govcom.org que pone los ticker al servicio de una información actualizada sobre los principales conflictos políticos y sociales que hoy agobian al mundo.

La exposición Terraplene

blues también es muy ambiciosa. Su comisario -Kamen Nedev- ha pretendido nada menos que hacer una cala significativa en el vasto universo generado por la industria musical, poniendo el énfasis precisamente en el rock, que es o ha sido su principal emblema. Sólo que esa cala resulta dispersa o por lo menos desigual. Junto a obras claves ligadas a este universo, como Rock my religión, de Dan Grahan, o Sr Drone, un vídeo de Raymond Pettibon interpretado por Mike Nelly y Mike Watt, figuran trabajos que no tienen mucha calidad o demasiado sentido.

En Empieza el juego, comisariada por Javier Marroquí y David Arlandis, hay igualmente altibajos como los que se dan entre el vídeo de Kyupi Kyupi y la obra de Julio César Palacio. Pero lo peor es cómo el conjunto confunde y trivializa las relaciones entre el arte y el juego.