DESDE MI SILLÍN | TOUR 2006 | Decimoséptima etapa

Cantando sin cantar

Landis va a ganar el Tour, me dicen en inglés a eso de las cuatro de la tarde. Lo veo complicado después de la explosión de ayer, respondo yo -me hubiese gustado decir petardazo, pero eso ya supera mis límites en la lengua de los hijos de la Gran Bretaña- pensando que lo que me dicen es una opinión. No, no, que va a ganarlo, que va ahora mismo en solitario, ha dejado a todos en el primer puerto y Pereiro circula a más de nueve minutos. Vaya, resulta que es un hecho objetivo, voy a informarme.

Llamo a mis fuentes y me confirman que sí, que Landis está haciendo una etapa de antología. Una...

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Landis va a ganar el Tour, me dicen en inglés a eso de las cuatro de la tarde. Lo veo complicado después de la explosión de ayer, respondo yo -me hubiese gustado decir petardazo, pero eso ya supera mis límites en la lengua de los hijos de la Gran Bretaña- pensando que lo que me dicen es una opinión. No, no, que va a ganarlo, que va ahora mismo en solitario, ha dejado a todos en el primer puerto y Pereiro circula a más de nueve minutos. Vaya, resulta que es un hecho objetivo, voy a informarme.

Llamo a mis fuentes y me confirman que sí, que Landis está haciendo una etapa de antología. Una exhibición de esas que dicen que se hacían en el ciclismo de antaño, en el de la prehistoria. A ese ciclismo nunca está de más recurrir, pero con más razón cuando sale una carrera tan rara como ésta, tan intensa y en la que pasan tantas cosas en tan poco tiempo. Hay que buscar antecedentes, que siempre los hay. Hay que pasar de la era actual, la del carbono, a eras anteriores, la del aluminio, o la de las aleaciones, o ya si no propiamente a la del hierro, el origen de todo. Cuando se usaban rastrales, cuando no se sabía lo que era un pinganillo, o cuando cambiar de desarrollo era una acción titánica que necesitaba ejercitar casi la mitad de los músculos del cuerpo. Aquello pasó a la historia, a una historia en la que yo no estoy muy versado, pero seguro que habrá por ahí algún antecedente de Landis. Alguien lo encontrará.

Más tarde llego al hotel, enchufo el televisor -sí, me lo encontré desenchufado, a mí también me extrañó-, espero un poco a que se caliente el tubo -ni me acordaba de que esto pasaba con las televisiones de antes- y veo a Landis en el último kilómetro de la última ascensión. Parece que va rápido. Cambian la toma, y veo a Sastre, a Moreau, al grupo de Pereiro con el que Denis está perdiendo contacto, a Cunego... Pues sí, sí que va rápido; menos Sastre, todos parecen ir más lentos.

Corona en solitario y se lanza hacia Morzine arriesgando sin arriesgar, que es un imposible, algo así como cantar sin cantar, que me lo expliquen. Y no me extraña, yo también lo haría, que se está jugando todo un Tour.

Gana, da un puñetazo al aire con rabia y se baja de la bici en marcha de una manera un tanto curiosa -yo no lo haría con los pedales automáticos-. Llega Sastre, luego Pereiro, miro el tiempo. No, Landis no es el nuevo líder, Óscar conserva el maillot y Sastre ahora es segundo.

Me dijeron que Landis iba a ganar el Tour, y lo hará, pero aún es demasiado pronto para cantar victoria, aunque sea como he dicho, cantando sin cantar.

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