Columna

Frenado automático

Para el carro, solía conminarnos la abuela cuando nos embalábamos peligrosamente en alguna actividad, aunque sólo fuera verbal y del todo ajena a la entonces escasa circulación. Despacito y buena letra, recomendaba con otra de sus admoniciones favoritas aquella que estrujaba el tiempo pero sin atender los malos consejos que suelen dar las prisas. Este sentido común (avant el inevitable doctor Montoro) ya nos dice que con la velocidad todo se controla peor, y que el efecto "latigazo" no sólo es un peligro para los camiones articulados y el metro vertiginoso en la curva de Jesús, sino tam...

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Para el carro, solía conminarnos la abuela cuando nos embalábamos peligrosamente en alguna actividad, aunque sólo fuera verbal y del todo ajena a la entonces escasa circulación. Despacito y buena letra, recomendaba con otra de sus admoniciones favoritas aquella que estrujaba el tiempo pero sin atender los malos consejos que suelen dar las prisas. Este sentido común (avant el inevitable doctor Montoro) ya nos dice que con la velocidad todo se controla peor, y que el efecto "latigazo" no sólo es un peligro para los camiones articulados y el metro vertiginoso en la curva de Jesús, sino también para otros menesteres como una investigación parlamentaria medianamente seria que no lo será si debe concluir tras sólo 3 días de trabajo (¿con otro latigazo, o más bien con un gatillazo?). En este desgraciado caso de la línea 1 el único sistema exprés positivo es el prometido por Ferrocarrils de la Generalitat para inversiones en seguridad, en frenado automático. Y será negativo, por ejemplo, el que se pretende dar a las consultas médicas ante las vacaciones a base de aumentar los cupos de posibles pacientes (parece mentira que alguien imagine que puede trabajar más acelerado un colectivo cuya gran reivindicación es "5 minutos por enfermo", y cuyos miembros se van a la cama tantas noches dándole vueltas a cuántas patologías no habrán sabido ver o diagnosticar antes de que entre el siguiente).

De nuevo sobre ruedas, les contaré que la tarde del pasado domingo viajábamos por la autopista y que en tramos donde antes nos adelantaban auténticas flechas rodantes fuimos dejando atrás cochazos de mucha cilindrada sin necesidad de superar la velocidad máxima permitida. ¿Qué está pasando, tú lo has notado también? careciendo de liga de fútbol y de fichajes estrella, he aquí un gran tema para los lunes, que es cuando se publica el trágico balance de los accidentes.

En las carreteras valencianas se han quedado demasiadas vidas durante los últimos días, pero las cifras estatales del fin de semana dicen que "sólo" fueron 23 víctimas mortales porque el año pasado hubo 30. El subdelegado del Gobierno en Castellón ha ofrecido números referentes a la primera quincena del carné por puntos, con un 42% menos de siniestros, y valora que este nuevo sistema ha supuesto una llamada de atención ya que se ha observado una bajada de la velocidad y los accidentes en determinados trayectos.

El director general de Tráfico Pere Navarro había advertido a los tres días de aplicarse que el 25% de disminución daba esperanzas, pero que no había que lanzar las campanas al vuelo no sea que acabemos volviendo a los niveles anteriores, ya que "éste es un país de corto plazo, que tiene poca memoria". O sea, que si no asienta en la mayor parte de la gente al volante un cierto convencimiento cívico, el canguelo a la sanción puede acabar esfumándose.

No han faltado las críticas, y se señala con razón que para puntos a extirpar, los muchos puntos negros que aún quedan en las carreteras (disculpen la expresión racista). Hay quien se espanta considerando que con la reforma del Código Penal ya en la recta final estamos criminalizando con exceso las conductas peligrosas. Y reconozcamos que la entrada en prisión de pilotos beodos o lo que algún columnista llama émulos de Fittipaldi suena a palabras mayores, pero manejar con desprecio de la vida no es ninguna broma. El colega pone el ejemplo de Farruquito (tan suavemente castigado) para concluir que esta ley, como la del Tabaco en algunas comunidades del PP, se ha hecho para no ser cumplida. Y que las prisiones abarrotadas pueden ser un magnífico argumento para la benignidad judicial. Pero yo digo que contra esta tentación (al igual que contra la tolerancia hacia los maltratadores) habrá que luchar, no sea que por no saturar las cárceles estemos llenando los cementerios.

"Los puntos son una losa que invita al autocontrol y a la prudencia", insiste Pere Navarro. Otorguémosle al sistema-amenaza un margen de confianza. De momento, y sin contar las heridas graves, son 7 vidas rescatadas. ¿Quién dice que una de ellas no es la nuestra, la de nuestra madre o la de nuestro hijo?

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