Cartas al director

Aclaración sobre la paz

A Ignacio Sánchez-Cuenca no le gusta mi forma de razonar porque por lo visto no la entiende, el hombre. Intentaré volver a explicarme despacito, a ver si esta vez lo pilla. Los ejemplos que yo le daba son de "final de la violencia" pero no de "hacer las paces" porque en ellos se cede a la coacción en lugar de restablecer el derecho conculcado. En el caso de la maltratada, la mujer no le debe ninguna concesión a su pareja ni tiene por qué ponerse a discutir con él en un plano igualitario de "no agresión", como si también ella fuese maltratadora por querer ser libre. Naturalmente, si el marido r...

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A Ignacio Sánchez-Cuenca no le gusta mi forma de razonar porque por lo visto no la entiende, el hombre. Intentaré volver a explicarme despacito, a ver si esta vez lo pilla. Los ejemplos que yo le daba son de "final de la violencia" pero no de "hacer las paces" porque en ellos se cede a la coacción en lugar de restablecer el derecho conculcado. En el caso de la maltratada, la mujer no le debe ninguna concesión a su pareja ni tiene por qué ponerse a discutir con él en un plano igualitario de "no agresión", como si también ella fuese maltratadora por querer ser libre. Naturalmente, si el marido reconoce su falta, renuncia a la fuerza y promete respetar la libertad de su compañera, todos tan contentos. Pero ¿es eso lo que está pasando en el País Vasco?

Sánchez-Cuenca argumenta que las concesiones a ETA serán mínimas, porque la banda terrorista está derrotada y su debilidad no va a conseguir como regalo lo que no pudo conquistar en sus momentos de pujanza. Quiero creerle, pero desconfío cuando le veo en ese mismo artículo aceptar sin discusión las dos mesas que ya intentó ETA colarle a los presidentes anteriores, aunque sin éxito. Se trata de una concesión estrictamente política y no menor, a mi juicio. ¿Serán de igual calibre el resto de las "mínimas" concesiones? Después de su reunión con Batasuna, Patxi López dijo que habría que hacer próximamente sacrificios aún más dolorosos que ése. Dolorosos... ¿hasta qué punto y para quién? Lamento ser tenebroso, pero es que me hallo en tinieblas. Y la propaganda gubernamental no logra sacarme de ellas.

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