Reportaje:LO MEJOR | Alemania 2006

La veteranía es un grado

Salvo Klinsmann, no ha habido grandes descubrimientos. Sólo algunos chicos como Lahm, Podolski, Frings y Grosso se asomaron a un escenario dominado por jugadores veteranos y fiables que han recuperado su mejor rendimiento.

- Klinsmann. Cada vez que la cámara enfocaba al seleccionador alemán, con la medalla al cuello del tercer puesto, un murmullo de entusiasmo se apoderaba de los aficionados. Murmullo que se transformó en pícaros chillidos cuando le abrazó la canciller, Angela Merkel. O cuando Franz Beckenbauer también saludó efusivamente al nuevo ídolo. Hasta Beckenbauer, representant...

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Salvo Klinsmann, no ha habido grandes descubrimientos. Sólo algunos chicos como Lahm, Podolski, Frings y Grosso se asomaron a un escenario dominado por jugadores veteranos y fiables que han recuperado su mejor rendimiento.

- Klinsmann. Cada vez que la cámara enfocaba al seleccionador alemán, con la medalla al cuello del tercer puesto, un murmullo de entusiasmo se apoderaba de los aficionados. Murmullo que se transformó en pícaros chillidos cuando le abrazó la canciller, Angela Merkel. O cuando Franz Beckenbauer también saludó efusivamente al nuevo ídolo. Hasta Beckenbauer, representante del viejo orden, ha cedido al huracán Klinsmann, de 42 años. A su carácter relajado, optimista y abierto que ha transmitido una nueva imagen de Alemania, tanto dentro como fuera del campo.

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- Zidane. Los franceses agradecen el despertar de Zidane a aquel periódico español que lo dio por retirado el mismo día que se enfrentó a España. No es del todo así. A sus 34 años, Zidane ya fue el mejor en el primer y penoso primer partido de Francia ante Suiza (0-0). Metió dos pases de gol a Henry que el delantero del Arsenal desperdició. A partir de ahí, cada partido ha sido una lección. Ante quienes quisieron retirarlo, tanto dentro como fuera del vestuario francés, les mandó callar. Él decide cuándo y cómo se va.

- Pirlo. El único jugador creativo que ha competido con Zidane ha sido Pirlo. En un torneo en que escasearon los mediocentros de toque, Pirlo ha dirigido a Italia tanto para atacar como para defender. Bien acompañado por el ubicuo Gattuso, ha tenido la presencia que le ha faltado a un Totti limitado por la lesión reciente. A los 27 años, ha jugado con madurez y personalidad.

- Vieira. El verdugo de España y de su excelente medio del campo fue Vieira. En concreto un pase suyo entre líneas abrió la pista a Ribéry y a Francia en su remontada. Fue imperdonable para los españoles haberle dado cuatro metros libres en una zona de creación. Lo desestimaron. Creyeron que sólo era un mediocentro defensivo. Pero no. Es algo más. Lo ha sido durante más de 10 años con los bleus. Y ahora, con 30, el portento físico de origen senegalés ha encontrado un estímulo extra con la desconfianza de Doménech, que pretendía ubicarlo por la derecha.

- Klose. La imagen de Klose arrastrando a tres defensas ante Suecia antes de pasarle a un Podolki completamente solo queda como uno de los pocos momentos mágicos del Mundial. El goleador formó la mejor pareja de atacantes junto a Podolski. Klose mantuvo su rendimiento de hace cuatro años, cuando marcó cinco goles en Corea y Japón 2002.

- Cannavaro. No ha habido un defensa tan impresionante como Cannavaro, que aguantó a Italia en los malos momentos, sobre todo en la primera fase, y la lanzó en los buenos: una arrancada suya propició el segundo tanto azzurri frente a Alemania, de Del Piero. Klose y Podolski se abstuvieron ante Italia por culpa de este pequeño central (mide 1,75 metros) que ha llegado al Mundial, camino de los 33 años, en el momento cumbre de su carrera. Se anticipó casi siempre, tanto por arriba como por abajo. Y mejoró al central que tuvo a su lado, Nesta, Materazzi e incluso Barzagli.

- Buffon. A la cabeza de la conjura de los jugadores de la Juve por demostrar que no son unos tramposos ha estado el meta Buffon, de 28 años, cuya participación peligró hasta el último momento. Llegó al torneo como un león enjaulado después de que se descubriera que se jugaba el dinero en unas apuestas de dudosa legalidad. Gran atleta, mantuvo bajo control su punto débil: el exceso de confianza.

Klinsmann.
Pirlo.

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