Cartas al director

Preocupado por España

Desde que conocí la noticia, la zozobra se instaló en mí. Miembros del Partido Popular disconformes con la norma que aprobaron deciden "cegar" las cámaras de vigilancia en los pasillos del Congreso en donde se ubican sus oficinas.

Me preocupa la lectura que la sociedad puede hacer del asunto, observando cómo sus representantes se las traen con las reglas que no son de su complacencia. Pero todavía me preocupa más la imaginación desbordada que surge sobre el motivo por el cual lo hicieron. Quizás fuera para que nunca conozcamos los oscuros y libidinosos ritos que se cuecen cuando se ensa...

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Desde que conocí la noticia, la zozobra se instaló en mí. Miembros del Partido Popular disconformes con la norma que aprobaron deciden "cegar" las cámaras de vigilancia en los pasillos del Congreso en donde se ubican sus oficinas.

Me preocupa la lectura que la sociedad puede hacer del asunto, observando cómo sus representantes se las traen con las reglas que no son de su complacencia. Pero todavía me preocupa más la imaginación desbordada que surge sobre el motivo por el cual lo hicieron. Quizás fuera para que nunca conozcamos los oscuros y libidinosos ritos que se cuecen cuando se ensalza la celebración de una España unida e indisoluble, y, como contrapartida, los latigazos y penitencias fustigatorias que ocurren en los rincones al no soportar la idea de una nación partida, poco episcopal y propensa al uso del condón y la felicidad.

Casi me alegra la autocensura; ¡me preocupa tanta presión en mis arterias y las de España.

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