Necrológica:

Enric Sebastià Domingo, maestro de historiadores

El pasado lunes falleció el historiador Enric Sebastià Domingo. Maestro de historiadores, realizó una contribución sobresaliente al conocimiento del proceso de transformación social y política que da en llamarse "revolución burguesa". En sus trabajos ofreció una visión singular del País Valenciano alejada del tópico y de la construcción identitaria.

Enric Sebastià había nacido en Burjassot en 1930 en el seno de una familia republicana que padeció las consecuencias de la derrota de la guerra. Estudiante atípico y tardío, aprendió entre maestros represaliados porque su padre quiso evitarl...

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El pasado lunes falleció el historiador Enric Sebastià Domingo. Maestro de historiadores, realizó una contribución sobresaliente al conocimiento del proceso de transformación social y política que da en llamarse "revolución burguesa". En sus trabajos ofreció una visión singular del País Valenciano alejada del tópico y de la construcción identitaria.

Enric Sebastià había nacido en Burjassot en 1930 en el seno de una familia republicana que padeció las consecuencias de la derrota de la guerra. Estudiante atípico y tardío, aprendió entre maestros represaliados porque su padre quiso evitarle la escuela oficial franquista. Tras estudiar Magisterio, en 1962 se licenció en Filosofía y Letras.

Alumno destacado de José María Jover y Joan Reglà, que guían sus primeros pasos, y becario del CSIC, desarrolla una tesina sobre la dinámica social valenciana observada a través de las novelas de Blasco Ibáñez, un deslumbrante texto braudeliano -cuando en España apenas nadie se atrevía a seguir los pasos del maestro francés-, que en 1966 publica en valenciano L'Estel, en edición de Manuel Sanchis Guarner, y que es reeditada en castellano en el año 2000. De "pequeña joya bibliográfica" la califica Miquel Dolç; "Verdadera obra maestra", dice de ella Reglà; "La necesitábamos", afirma categórico Joan Fuster.

Profesor de la Universitat de València desde 1967 hasta su jubilación en 2000, impartió docencia en las Facultades de Filosofía y Letras, Historia y Ciencias Económicas, siendo catedrático de la Escuela de Formación de Profesorado y, más tarde, de Trabajo Social. La docencia y la atención a los estudiantes fue una de sus mayores pasiones.

A mediados de los sesenta se orienta hacia el marxismo e introduce esa metodología en la que será su tesis doctoral y su obra más señalada, La transición de la cuestión señorial a la cuestión social en el País Valenciano. Allí se propone desentrañar el proceso de la revolución burguesa española desde la perspectiva del territorio que, en su opinión, desempeña un papel trascendente.

En esa obra, elaborada entre 1967 y 1971, a contracorriente del estado de opinión en el medio, se sostenía con una coherencia inédita la naturaleza feudal del antiguo régimen en la península Ibérica; se afirmaba el carácter capitalista de la sociedad española posterior al cambio y la preponderancia en ella de la burguesía agraria, cuestiones hoy que se encuentran descritas en cualquier manual escolar pero que entonces parecían herejías; y, sobre todo, se establecía que el cambio de un tipo de sociedad a otra se consumaba en una precisa coyuntura preñada de extraordinarias y conflictivas contradicciones, de 1834 a 1843, que compendia la revolución española antifeudal.

Su contribución al Coloquio de Historia de Pau de 1975, donde se reúne buena parte de la historiografía alternativa a la oficial, multiplica el eco de su trabajo a la vez que suscita enconadas controversias. Entre sus alumnos de primera hora estaban Joaquín Azagra, Juan Sisinio Pérez Garzón, Pedro Ruiz Torres, Francisco Hernández Montalbán, Josep Lluís Sirera (orientado a la literatura) y Marc Baldó, a los que después nos uniríamos Antonio Laguna y quien escribe. La relación continúa con Francesc Martínez Gallego, Manuel Chust, Vicent Sanz, Salvador Broseta y otros que es injusto olvidar porque llegan hasta hoy mismo (pienso en el prometedor Fernando Garrido).

Por espacio de 30 años he tenido la oportunidad de disfrutar de la amistad y el magisterio de Enric Sebastià. Mi fortuna ha sido mayor porque durante más de un lustro trabajamos intensamente en dos libros, que en 1987 y 1991 publicaría Edicions Alfons el Magnànim, Pervivencias feudales y revolución democrática, y Agiotistas, negreros y partisanos. Con Javier Paniagua y conmigo, ha formado parte desde 1996 del Patronato de la Fundación Instituto de Historia Social, vinculada a la UNED de Alzira-Valencia.

José A. Piqueras es catedrático de Historia Contemporánea en la Universitat Jaume I

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