Cartas al director

Voltaire, Goytisolo y el islam

La radical denuncia de Ayaam Hirsi Ali de la situación de explotación y discriminación que sufre la mujer en el mundo islámico sólo le merece a Juan Goytisolo unas breves líneas de apoyo al final de su reciente artículo Voltaire y el islam. La inmensa mayor parte del mismo la dedica a mostrarnos su vasta erudición en torno a la consideración que al filósofo francés le merecía la religión musulmana. Y todo ello a colación, o con la excusa, mejor dicho, de la petición realizada por Ayaam Hirsi Ali de un Voltaire para el islam. Petición que, a mi entender, no es otra cosa que una metáfora ...

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La radical denuncia de Ayaam Hirsi Ali de la situación de explotación y discriminación que sufre la mujer en el mundo islámico sólo le merece a Juan Goytisolo unas breves líneas de apoyo al final de su reciente artículo Voltaire y el islam. La inmensa mayor parte del mismo la dedica a mostrarnos su vasta erudición en torno a la consideración que al filósofo francés le merecía la religión musulmana. Y todo ello a colación, o con la excusa, mejor dicho, de la petición realizada por Ayaam Hirsi Ali de un Voltaire para el islam. Petición que, a mi entender, no es otra cosa que una metáfora de su deseo de una mayor libertad y una mayor tolerancia dentro del mundo islámico. Por ello, todas las digresiones efectuadas por Juan Goytisolo están fuera de lugar.

Pero, es que hay más: entrando en dichas digresiones, mi perplejidad es máxima. Es habitual que, quien más quien menos, los escritores arreglen las citas para defender sus tesis con éxito. Pues bien, lo del señor Goytisolo es insólito: enuncia su tesis y, a continuación, expone citas que en lugar de respaldarla la contradicen. Veamos: "Mientras la crítica a Jesús, tildado de fanático y alienado en sus Epístolas filosóficas, se acentúa, su visión de Mahoma se suaviza, al punto de concederle cualidades de justicia y tenacidad: 'El legislador de los musulmanes, hombre dominante y terrible, estableció sus dogmas con su valor y con las armas; con todo, su religión se volvió benigna y tolerante. El institutor divino del Cristianismo, viviendo en la humildad y en la paz, predicó el perdón de las injurias; y su santa y dulce religión se ha convertido, por nuestros furores, en la más intolerante de todas y en la más bárbara". ¿Soy yo, que no entiendo el español, o esto no tiene ni pies ni cabeza.

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