ANTOLOGÍA DE BABEL | POESÍA

Algunas voces

Con mi encadenamiento a la tierra pago la libertad de mis ojos.

Si no existiese lo breve, no existirían las flores.

Hay fuegos que desde lejos dan calor y desde cerca frío.

Todas las almas necesitan un baño de mala salud.

Mi espíritu puede trasladarme hasta la última estrella, y yo a él, no puedo trasladarlo unos centímetros.

Las pequeñas cosas, al ser tocadas, casi siempre sobreviven; no así las grandes cosas.

Fuera de mi estrecha celda, no hallo holgura.

Uno es uno con otro; solo no es nadie.

Por salvar lo que hemos sido, nunca llegamos...

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Con mi encadenamiento a la tierra pago la libertad de mis ojos.

Si no existiese lo breve, no existirían las flores.

Hay fuegos que desde lejos dan calor y desde cerca frío.

Todas las almas necesitan un baño de mala salud.

Mi espíritu puede trasladarme hasta la última estrella, y yo a él, no puedo trasladarlo unos centímetros.

Las pequeñas cosas, al ser tocadas, casi siempre sobreviven; no así las grandes cosas.

Fuera de mi estrecha celda, no hallo holgura.

Uno es uno con otro; solo no es nadie.

Por salvar lo que hemos sido, nunca llegamos a ser lo que somos.

Lo bello se halla removiendo escombros.

Todos pueden matarme, pero no todos pueden herirme.

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