Aznar no exigió a la banda que cediera su arsenal en la tregua de 1998

El Gobierno del PP que presidía José María Aznar en 1998 no contemplaba exigir a ETA el abandono de las armas, pero sí el abandono definitivo de la violencia. Aznar anunció el 3 de noviembre de aquel año: "El Gobierno y yo personalmente he autorizado contactos con el entorno del Movimiento Vasco de Liberación".

Dos días antes, EL PAÍS, citando fuentes del Gobierno, anunciaba que el Ejecutivo no exigiría a la organización terrorista la entrega de las armas. La misma información recogía, según fuentes de La Moncloa, la intención de aprovechar la experiencia del Gobierno de UCD, cuando con...

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El Gobierno del PP que presidía José María Aznar en 1998 no contemplaba exigir a ETA el abandono de las armas, pero sí el abandono definitivo de la violencia. Aznar anunció el 3 de noviembre de aquel año: "El Gobierno y yo personalmente he autorizado contactos con el entorno del Movimiento Vasco de Liberación".

Dos días antes, EL PAÍS, citando fuentes del Gobierno, anunciaba que el Ejecutivo no exigiría a la organización terrorista la entrega de las armas. La misma información recogía, según fuentes de La Moncloa, la intención de aprovechar la experiencia del Gobierno de UCD, cuando consiguió la autodisolu-ción de ETA político-militar en 1982 y se mencionaba que en aquella ocasión tampoco se exigió la entrega de las armas.

El 4 de noviembre de 1998, al día siguiente de la confirmación oficial, el diario Abc publicaba una información en la que señalaba que "el Ejecutivo de Aznar no ha esperado a que ETA demuestre esa voluntad de poner fin al terror para comenzar esos primeros contactos a nivel exploratorio" aunque en los contactos previos, uno de los cuales tuvo lugar en "una localidad próxima a Burdeos" (Francia), se habían "planteado a los interlocutores de la banda un serie de condiciones concretas".

Según la misma información, entre esas exigencias estuvo la del "desmantelamiento total de la infraestructura que ETA tiene en Francia y en España y que incluye, no sólo la utilizada por los comandos sino la fábrica de armas y explosivos. Ello no supone necesariamente", añadía el periódico citando fuentes propias, "la exigencia de que físicamente entreguen las armas".

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