Fútbol | Final de la Copa del Rey

La tercera derrota de César

Desfilaban los dos conjuntos junto al árbitro cuando hasta cinco bengalas de color rojo casi fosforito cayeron al césped. Provenían del fondo que ocupaban los seguidores del Zaragoza. No dejaron más que un fugaz rastro de humo tras ser rápidamente retiradas y el abucheo generalizado del resto del público. La Policía Nacional tuvo que intervenir y hubo algún conato de pelea entre los agentes y los hinchas radicales. Dos minutos después otra luz, como una luciérnaga, se encendía en la grada donde los aficionados del Espanyol celebraban el gol de Tamudo. Es el segundo tanto del pequeño delantero ...

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Desfilaban los dos conjuntos junto al árbitro cuando hasta cinco bengalas de color rojo casi fosforito cayeron al césped. Provenían del fondo que ocupaban los seguidores del Zaragoza. No dejaron más que un fugaz rastro de humo tras ser rápidamente retiradas y el abucheo generalizado del resto del público. La Policía Nacional tuvo que intervenir y hubo algún conato de pelea entre los agentes y los hinchas radicales. Dos minutos después otra luz, como una luciérnaga, se encendía en la grada donde los aficionados del Espanyol celebraban el gol de Tamudo. Es el segundo tanto del pequeño delantero en una final de Copa producto de su astucia. En 2000 le arrebató a Toni, portero del Atlético, la pelota en un despiste y le dio la Copa a su equipo. También fue a los dos minutos de partido, en frío. Ayer fue el único ser humano en todo el recinto que no se quedó mirando con la boca abierta la trayectoria que había dibujado con el balón De la Peña en una falta lejana. Crack, crujió la cruceta tras recibir el impacto de la pelota. Tamudo no estaba hipnotizado y aprovechó el rechace. César, ni se enteró.

Lotina, el técnico del Espanyol, vivía el encuentro refugiado en el banquillo. Eso, hasta que empató Ewerthon. Entonces, saltó a la zona técnica y empezó a recorrerla a grandes zancadas y con los brazos cruzados. Le duró poco el gesto de preocupación. Marcó Luis García y todos los suplentes del Espanyol empezaron a dar cabriolas y a felicitar al delantero. Y entonces llegó César. El portero, que hace dos temporadas ocupó la meta del Real Madrid cuando el equipo blanco cayó frente al Zaragoza en esta misma competición, se quedó hundido tras el segundo tanto del conjunto catalán. Tan hundido, que algunos minutos después seguía caminando con los brazos desmadejados y gesticulando su fastidio. Tan molesto, que hasta vio una amarilla por protestar al árbitro casi en el centro del campo. César también fue uno de los protagonistas de la Copa que ganó el Deportivo al Madrid el año del Centenario del equipo de Chamartín: le marcaron dos goles por debajo de las piernas. No tiene suerte César en la Copa. Al final, acabó expulsado tras enzarzarse con Tamudo y, después, con el público españolista cercano al fondo, al que lanzó una botella. Tres finales ha perdido César en cinco años, todo un récord.

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