Ute Lemper volvió a Berlín

Tras el nacimiento de su tercer hijo, Julian Lazaar, el pasado otoño, una Ute Lemper en plena forma a sus 42 años actuó en Berlín en el marco de su gira que lleva por título Voyage (Viaje, en francés) con la que recorre el mundo desde hace ya un par de años. La relación de Lemper con su patria es ambigua y tiene cierto paralelismo con la estrella alemana con la que con frecuencia se la compara, Marlene Dietrich. Bastante ignorada en Alemania, The New York Times llegó a calificarla como "la más candente exportación alemana después del Volkswagen". Como Marlene...

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Tras el nacimiento de su tercer hijo, Julian Lazaar, el pasado otoño, una Ute Lemper en plena forma a sus 42 años actuó en Berlín en el marco de su gira que lleva por título Voyage (Viaje, en francés) con la que recorre el mundo desde hace ya un par de años. La relación de Lemper con su patria es ambigua y tiene cierto paralelismo con la estrella alemana con la que con frecuencia se la compara, Marlene Dietrich. Bastante ignorada en Alemania, The New York Times llegó a calificarla como "la más candente exportación alemana después del Volkswagen". Como Marlene, Lemper ha dado la espalda a Alemania y vive en Nueva York, casada con el músico Todd Turkisher, batería del grupo que la acompaña en sus recitales y productor del espectáculo. En su retorno a Berlín Lemper actuó en el Friedrichstadtpalast, ubicado en el mismísimo centro de la capital alemana, que está considerado el mayor teatro de musicales de Europa. Llamó la atención en el recital de Lemper el público que casi llenó el teatro. Ni por el menor asomo los intelectuales y jóvenes que suelen acudir a sus actuaciones en el extranjero, atraídos por las canciones de Kurt Weil, Jacques Brel, Edit Piaf o los textos de Bertolt Brecht. Todo esto, por supuesto, estuvo en el recital berlinés de Lemper, incluido el Buenos Aires de Astor Piazzolla. Los que disfrutaron del vozarrón de Lemper eran en su mayoría jubilados que parecían acarreados de una excursión del Inserso. Sería por el precio de las localidades, en torno a los 70 euros, pero los jóvenes brillaban por su ausencia y el público parecía la expresión palpable de la buena salud económica de que disfrutan los jubilados en Alemania.

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