Reportaje:Fútbol | Liga de Campeones

"A mayor tensión, mejor rendimiento"

El Barcelona recibe al Benfica en el Camp Nou con la necesidad de reencontrarse con el gol y la victoria

"¡Un gol, por caridad!". La hinchada del Barça pide goles a su equipo después de cantar sólo uno, y de penalti, en los tres últimos partidos cuando la media en el estadio es aún de 2,73. Los azulgrana se han quedado secos en un momento muy delicado. Dos empates no penalizan en la Liga porque pesan menos que once puntos de diferencia. En la Champions, en cambio, ya no queda margen de error en la vuelta después del gatillazo de la ida. Al Barça sólo le vale hoy la victoria por el valor doble de los goles en cancha contraria -otro 0-0 le llevaría a los penaltis- y desde que despachó al Che...

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"¡Un gol, por caridad!". La hinchada del Barça pide goles a su equipo después de cantar sólo uno, y de penalti, en los tres últimos partidos cuando la media en el estadio es aún de 2,73. Los azulgrana se han quedado secos en un momento muy delicado. Dos empates no penalizan en la Liga porque pesan menos que once puntos de diferencia. En la Champions, en cambio, ya no queda margen de error en la vuelta después del gatillazo de la ida. Al Barça sólo le vale hoy la victoria por el valor doble de los goles en cancha contraria -otro 0-0 le llevaría a los penaltis- y desde que despachó al Chelsea únicamente ha contado dos victorias en siete encuentros. Los futbolistas reiteran, en cualquier caso, que no ha lugar a la desconfianza y que menos procede cambiar el estilo de juego, sino que se impone aguardar los goles que caerán como fruta madura por la reiteración de oportunidades.

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Ronaldinho, Eto'o, Larsson y Giuly apuntan al extravagante Moretto con la certeza de que acabarán con su imbatibilidad (suma 270 minutos; a saber: los dos partidos contra el Liverpool y el primero de los dos contra el Barça). Apuestan por el jogo bonito frente al resultadismo y la gent blaugrana les da la razón. Nadie reniega del estilo de juego. No es un asunto de identidad, sino más bien de futbolistas. El equipo ha perdido cierta naturalidad y espontaneidad y aparece hoy como más barroco y confuso, vicios que ya tuvo y corrigió en su día, sobre todo desde la aparición de Messi. El argentino es un futbolista directo y profundo que invita al equipo a ir a por la portería. Los delanteros echan igualmente en falta el último pase de Xavi y los zagueros extrañan a Márquez y Edmilson. Aunque su productividad de ocasiones se mantiene alta, las lesiones han provocado que el Barça haya perdido pegada y ganado candidez. Hoy tendrá que volver a apañárselas con el mismo equipo de Da Luz: sin Messi ni Márquez -Edmilson ha sido convocado- y con Puyol en el puesto de Motta. Las ausencias juegan en su contra. La estadística y el escenario, en cambio, están de su parte: siempre marcó en el Camp Nou en partido europeo. Y el encuentro, por lo demás, se disputa en una situación de gran exigencia, circunstancia que por agrada al equipo. "A mayor tensión, mejor rendimiento", proclaman todos.

A gusto está también el Benfica, que descansa en la playa de Castelldefels con la amenaza de repetir el plan de Anfield, done ganó al Liverpool por 0-2. A falta de Nuno Gomes, lesionado, se siente tan a punto que sólo pide que el árbitro "tenga las reglas claras". Nadie entiende mejor la Copa de Europa que Koeman (hoy entrenador del equipo portugués y ayer el jugador que dio el trofeo al Barça) y el recuerdo de la derrota de Berna en 1961 todavía castiga la memoria de los culés más fatalistas. Los optimistas recuerdan, por el contrario, que alcanzaron el título en Wembley precisamente después de abatir al Benfica. Una cuestión de ánimo, simplemente.

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