La etapa más dura de Javier Otxoa

Comienza en Málaga el juicio por el atropello de dos hermanos ciclistas en febrero de 2001

El 15 de febrero de 2001, Ricardo y Javier Otxoa, hermanos gemelos y ciclistas profesionales del equipo Kelme, se entrenaban por la carretera A-357, que une Málaga con Campillos, para la primera prueba de la temporada, la Vuelta a Andalucía. Cuando se encontraban en Cártama, a cuatro kilómetros de su casa, en la capital malagueña, fueron atropellados en una recta por un automóvil. Como consecuencia del golpe, Ricardo falleció en el acto y Javier sufre secuelas físicas y neurológicas de por vida. Cinco años, un mes y diez días después del siniestro, el Juzgado de lo Penal número 8 de Málaga ini...

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El 15 de febrero de 2001, Ricardo y Javier Otxoa, hermanos gemelos y ciclistas profesionales del equipo Kelme, se entrenaban por la carretera A-357, que une Málaga con Campillos, para la primera prueba de la temporada, la Vuelta a Andalucía. Cuando se encontraban en Cártama, a cuatro kilómetros de su casa, en la capital malagueña, fueron atropellados en una recta por un automóvil. Como consecuencia del golpe, Ricardo falleció en el acto y Javier sufre secuelas físicas y neurológicas de por vida. Cinco años, un mes y diez días después del siniestro, el Juzgado de lo Penal número 8 de Málaga inició ayer el juicio contra el conductor del vehículo, Sebastián Fernández, ex coordinador de Deportes de la Universidad de Málaga.

Javier Otxoa, que en el Tour de Francia de 2000 ganó la etapa reina, en Hautacam, declaró como testigo. El ciclista, que ahora compite como paralímpico, aseguró al tribunal que no recuerda nada del accidente y que ahora nunca sale solo. "No me oriento", afirmó. Su padre, Ricardo, dijo que "lo único que mantiene vivo y cuerdo a Javier es su deporte".

Sobre las circunstancias del percance, Fernández declaró que, al salir de una curva, vio cómo Ricardo y Javier circulaban en paralelo por el arcén, uno por delante del otro. El profesor universitario insistió en que circulaba "a unos 60 kilómetros por hora" y que sólo tiene conciencia de haber arrollado a uno de los dos hermanos: "Al que iba detrás. Al otro no lo vi en absoluto".

En este juicio también se dilucidará si el automóvil estaba asegurado después de que Fernández se lo comprara a unos amigos cuatro meses antes. De momento "sólo Asepeyo [la mutua de Kelme] se ha hecho cargo de su compromiso. A partir de ahí nadie se ha responsabilizado de la muerte de Ricardo y del estado de Javier", denunció el padre de las víctimas.

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