Guerra comercial y lucha por el poder

"Lo que aquí se está librando es una guerra comercial", dijo Christopher Ronse, el abogado de la FIFA, al comenzar su defensa y en respuesta al del Charleroi, Jean-Pierre Deprez, de que lo que ayer se disputaba ante el Tribunal de Comercio era un combate entre David y Goliat. Demagogia, vino a responder el abogado Ronse: "El G-14 son los clubes más poderosos, con una cifra de negocio que ronda los 2.000 millones de euros anuales".

En el enfrentamiento entre el G-14 y la FIFA, el modesto Charleroi ha proporcionado la excusa. A la hora de hablar de los beneficios y los beneficiarios del a...

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"Lo que aquí se está librando es una guerra comercial", dijo Christopher Ronse, el abogado de la FIFA, al comenzar su defensa y en respuesta al del Charleroi, Jean-Pierre Deprez, de que lo que ayer se disputaba ante el Tribunal de Comercio era un combate entre David y Goliat. Demagogia, vino a responder el abogado Ronse: "El G-14 son los clubes más poderosos, con una cifra de negocio que ronda los 2.000 millones de euros anuales".

En el enfrentamiento entre el G-14 y la FIFA, el modesto Charleroi ha proporcionado la excusa. A la hora de hablar de los beneficios y los beneficiarios del actual sistema, la FIFA no habla de sí misma, sino del público -ve jugar a los mejores en las selecciones nacionales- y de jugadores -se ven revalorizados- y clubes -pueden capitalizar su revalorización-.

El abogado del G-14, Jean-Louis Dupont, desgranó cifras que dan idea de la dimensión del negocio de la entidad que preside Joseph Blatter e hizo notar que la FIFA se jacta de sus grandes éxitos comerciales y de haber conseguido 9.000 millones de espectadores en el Mundial de hace cuatro años, lo que le permite decir en su sitio de internet que "la Copa del Mundo es una de las plataformas más eficaces del márketing mundial". Si de los 2.500 millones que va a producir el Mundial de Alemania "el 10% fuera a los clubes, no se pondría en peligro ni la FIFA ni la solidaridad", señaló Dupont.

El G-14 habló de confiscación de bienes -futbolistas- por parte de la FIFA y aportó las cifras de lo que ve como un intolerable expolio: los clubes del G-14 son privados de sus estrellas durante el 21,4% de su tiempo de trabajo anual. Entre junio de 2004 y noviembre de 2005 perdieron jugadores a causa de lesiones sufridas en sus selecciones por un total acumulado de 357 semanas o el equivalente a 384 partidos. Un Mundial equivale a 24.000 días/jugadores, de los que alrededor de 6.300 recaen sobre el G-14. El Campeonato de Europa son 10.500 días/jugadores, de los que 3.500 corresponden al G-14.

La aplicación de las fabulosas cifras que cobran los futbolistas de élite a esas jornadas de trabajo perdidas por el club fue lo que llevó ayer al G-14 a reclamar los 860,4 millones de euros a la FIFA por un decenio de servicios.

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