Londres garantiza que el estatus de Gibraltar sigue supeditado al Tratado de Utrecht

Los Gobiernos del Reino Unido y Gibraltar seguían negociando anoche la reforma de la Constitución otorgada por Londres al Peñón en 1969. El punto más conflictivo seguía siendo el empeño de la delegación gibraltareña de introducir en el nuevo texto una mención clara a las aspiraciones de autodeterminación de los gibraltareños, una opción que sitúa a los británicos ante el peligro de abrir un contencioso con España. El Gobierno español parece dispuesto a aceptar la fórmula que le ha ofrecido el Reino Unido de clarificar mediante un intercambio de cartas con España y un despacho del Foreign Offic...

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Los Gobiernos del Reino Unido y Gibraltar seguían negociando anoche la reforma de la Constitución otorgada por Londres al Peñón en 1969. El punto más conflictivo seguía siendo el empeño de la delegación gibraltareña de introducir en el nuevo texto una mención clara a las aspiraciones de autodeterminación de los gibraltareños, una opción que sitúa a los británicos ante el peligro de abrir un contencioso con España. El Gobierno español parece dispuesto a aceptar la fórmula que le ha ofrecido el Reino Unido de clarificar mediante un intercambio de cartas con España y un despacho del Foreign Office al Gobernador del Peñón la plena vigencia del Tratado de Utrecht, según fuentes españolas.

Las conversaciones, que seguían al cierre de esta edición podrían prolongarse hoy. El Foreign Office está representado por su director para Europa, Dominic Chilcott, y los gibraltareños por su ministro principal, Peter Caruana, y varios líderes de la oposición, como el anterior ministro principal Joe Bossano.

El problema que para España plantea el reconocimiento del derecho de autodeterminación de Gibraltar en la nueva Constitución es la intención de los gibraltareños de respaldarse en ese texto para pedir a la ONU que borre a Gibraltar de la lista de territorios pendientes de descolonización. Es lo que en la política gibraltareña se denomina la cuarta vía: el Peñón no estaría integrado al Reino Unido, tampoco estaría bajo soberanía española ni constituiría un Estado independiente. Eso podría mermar la tesis española de que el Tratado de Utrecht está plenamente vigente y el Peñón ha de pasar a manos españolas cuando lo deje el Reino Unido.

El Gobierno español ha supeditado la continuidad de las negociaciones a tres bandas con Londres y Gibraltar (que ya duran más de un año) a conocer el resultado final de la cuestión constitucional. El ejecutivo socialista teme que la mera mención de la autodeterminación, que en el borrador presentado en su día por Gibraltar en Londres figuraba en el preámbulo y en el articulado, desate una fuerte campaña de críticas desde el PP, a pesar de que el contencioso sobre esta Constitución empezó en 1999.

Sintonía Madrid-Londres

A pesar de ello, la diplomacia española parece resignada a una solución de compromiso: la mención del preámbulo sería suprimida pero se mantendría la del articulado. Pero, según fuentes españolas, la mención se recogería con un redactado que permitiría interpretarlo como una invocación genérica al derecho de autodeterminación de los ciudadanos civiles y no al pueblo gibraltareño como tal. Esa interpretación quedaría clara en una carta del jefe del Foreign Office, Jack Straw, a su homólogo español, el ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos y quedaría respaldado por un segundo documento del Foreign Office al Gobernador británico del Peñón.

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Fuentes diplomáticas españolas subrayaron ayer la "buena sintonía" entre Londres y Madrid en las últimas semanas.

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