Reportaje:MÚSICA

Cómo matar dragones con canciones

Jackson Browne (Heidelberg, 1948) es más que un cantante: encarna el paradigma de una época y de una forma de entender el rock. Su retrato sirve de portada al último libro de Barney Hoskins, Hotel California: songwriters and cocaine cowboys in the LA canyons, 1967-1976. Muy pertinente: en Browne confluyen dos poderosas ramas del rock estadounidense durante los setenta, los sensibles cantautores contraculturales y el country-rock californiano. Aun a su pesar, personifica la triunfal historia del sello Asylum y la consiguiente ascensión de su fundador, David Geffen, al poder de Hol...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Jackson Browne (Heidelberg, 1948) es más que un cantante: encarna el paradigma de una época y de una forma de entender el rock. Su retrato sirve de portada al último libro de Barney Hoskins, Hotel California: songwriters and cocaine cowboys in the LA canyons, 1967-1976. Muy pertinente: en Browne confluyen dos poderosas ramas del rock estadounidense durante los setenta, los sensibles cantautores contraculturales y el country-rock californiano. Aun a su pesar, personifica la triunfal historia del sello Asylum y la consiguiente ascensión de su fundador, David Geffen, al poder de Hollywood.

Cordial y dicharachero, el único inconveniente a la hora de entrevistar a Jackson Browne es su mente inquieta e imparable. Visitante asiduo de España, es amigo de la pareja formada por la cantante Luz Casal y el locutor Paco Pérez Bryan. Así que su conversación puede derivar hacia nuestra Liga de fútbol, la gastronomía andaluza o Son de la Frontera ("mi disco favorito del año"). Le gusta interrogar al interrogador y va apuntando la información que extrae.

Vaya, que el periodista de-

be recordarle que tiene cosas que contar, producto que promocionar. Una próxima gira, a medias con el guitarrista David Lindley y el refuerzo español del percusionista Tino di Geraldo. Un hermoso disco nuevo, Solo acoustic volumen 1 (EMI), con grabaciones a piano y guitarra. Y la reedición ampliada de su trabajo más vendido, Running on empty (DRO). Aparte de que contenga su famosa versión de Stay (con los agudos de Lindley), no se puede explicar la persistente popularidad de Running on empty: "El mismo título -Corriendo con el depósito vacío- ya revelaba que yo no estaba en un periodo prolífico, interpretaba muchas canciones ajenas. Además, pude permitirme contratar a mis músicos favoritos y quise aprovecharlo". Ocurre que Running on empty materializó la épica del músico en carretera. Aparte de la temática, realmente se grabó on the road, tanto en el escenario como en ensayos, habitaciones de hotel o en el propio autobús que les llevaba por todo Estados Unidos: "Es cierto, hicimos audio verité". Hubo momentos mágicos, como que los micrófonos recogieran el ruido de un tren al final de una canción.

El realismo también se hace evidente en la versión de Cocaine donde se oye esnifar y una típica conversación colocada a altas horas de la noche: "Sí, nuestro combustible venía de Colombia, entonces ignorábamos su peligro. Nos sentíamos dioses, burlábamos a nuestro cuerpo cada noche: mucha promiscuidad y querías seguir, seguir, seguir. Además, no sabíamos que la CIA se beneficiaba del tráfico de cocaína".

La conversación se traslada a Centroamérica. Jackson lideró el contingente musical que denunció las brutales guerras secretas desencadenadas por Reagan en aquella región: "Ahora recogemos los frutos de aquel disparate. Igual que se alentó la barbarie de la contra, siguiendo la lógica de la guerra fría, Washington subvencionó a Sadam Husein y Bin Laden". Browne también pagó por su compromiso: tras sus discos más politizados, fue perdiendo mercado en Estados Unidos. Reflexiona: "Lo tenía que hacer y lo sigo haciendo. No sé si esas posturas mías me afectaron tanto, puede que estuviera en la curva natural de descenso: yo nunca vendí como mis amigos los Eagles. En cierto modo, agradezco estar hoy fuera del radar de los medios. Con la proliferación de las emisoras derechistas, la disidencia se castiga con la vituperación, hasta recurren a tu vida privada. No se libra nadie: Springsteen sufrió por apoyar a Kerry. Y los Stones, benditos sean, debieron minimizar el mensaje de Sweet neo con".

De momento, Browne está

feliz con su sello propio, Inside Recordings, donde editara los volúmenes de la serie Solo acoustic: "En el negocio del disco, ya estamos como en el cine, donde pocos directores tienen el control del montaje final de la película; ahora, los ejecutivos pontifican sobre el repertorio, te imponen productores, te marcan las fechas. Bien, yo tengo 57 años y no quiero que me dirija alguien que no había nacido cuando yo saqué mi primer elepé".

El entrevistador no puede resistirse a señalar la pobreza del envoltorio de Solo acoustic volumen 1: "Pensé que todo el mundo conocía ya las letras pero me olvidé de que hay un público internacional al que le vendrían bien. Igualmente, es agradable que, por ejemplo, en España los oyentes se inventen el sentido de mis canciones". También choca la foto interior, una panorámica de todas las guitarras que utilizó durante la gira: "Mmm, sí: puede ser entendida como una ostentación de riqueza. Pero, para los músicos, cada instrumento tiene una historia y gozas al verlos juntos. Algunas de mis herramientas son piezas de artesanos. Mira, ésta se hizo de madera de koa, un luthier llamado Mickey Sussman tiene un tronco que conserva en una laguna y...".

Jackson Browne actúa en Madrid (9 y 10 de marzo), Oviedo (11), Bilbao (16), Palma (17), Zaragoza (18) y Barcelona (22).

El cantante Jackson Browne, en una actuación en 2004.AP

Archivado En