Crítica:POP | Editors

Versión de los ochenta

Porque los viajes a través del tiempo no parecen muy viables de momento, pero, escuchando a este cuarteto de Birmingham, si uno cerraba los ojos podía sentirse perfectamente en la legendaria sala Rock-Ola oyendo a grupos como Echo & The Bunnymen, The Chameleons o The Sound.

O quizá no, porque, pese a que las nuevas generaciones les conceden el dudoso honor de ser la alternativa británica a Interpol, lo que le falta a este cuarteto son, como decía ayer un espectador, temazos. Grandes canciones que les lleven a atravesar décadas con su influencia, como ha ocurrido con los grupos citados o...

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Porque los viajes a través del tiempo no parecen muy viables de momento, pero, escuchando a este cuarteto de Birmingham, si uno cerraba los ojos podía sentirse perfectamente en la legendaria sala Rock-Ola oyendo a grupos como Echo & The Bunnymen, The Chameleons o The Sound.

O quizá no, porque, pese a que las nuevas generaciones les conceden el dudoso honor de ser la alternativa británica a Interpol, lo que le falta a este cuarteto son, como decía ayer un espectador, temazos. Grandes canciones que les lleven a atravesar décadas con su influencia, como ha ocurrido con los grupos citados o con otros como U2 o Joy Division, que también figuran entre sus influencias más notables y evidentes y tuvieron una larga lista de temas que se han convertido en inmortales.

Editors

Tom Smith (voz y guitarra), Chris Urbanowicz (voz y guitarra), Russell Leetch (bajo) y Ed Lay (batería). Sala Caracol. Madrid, 8 de febrero.

Con un repertorio de pop oscuro que encuentra su mejor vehículo en el trabajo de la base de ritmo, en unas guitarras tan rítmicas como frías y en una de esas voces que revelan cierta tortura, los Editors cuajaron una correcta actuación en vivo ante generaciones que carecen de aquellas referencias musicales de hace dos décadas y a las que temas como Múnich, The bullet o Fingers in the factories tal vez les basten como algo novedoso, o más bien de moda.

Pero quienes vivieron o degustaron el pop oscuro y psicodélico de los años ochenta y el esfuerzo sonoro de los grupos citados tuvieron siempre la sensación de estar asistiendo a una película que ya habían visto antes o, mejor aún, a alguna reencarnación más sosa de aquélla.

Que tengan o no futuro los Editors depende de su capacidad de crear, no sólo canciones, sino temas inmortales, y de su talento para escapar a esas catalogaciones que hacen tanto daño a las bandas que surgen en el presente: la de "grupo del año", que viene a significar "de este año y se acabó".

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