Crítica:CLÁSICA | A. Schiff

Dos en uno

De András Schiff (Budapest, 1953) se sabía que es un gran pianista y, menos, que en él hay madera de buen maestro. Como el doblete solista-director no siempre acaba de funcionar, era inevitable acudir a su concierto del martes expectantes y precavidos al mismo tiempo.

La Quinta de Schubert dejó en el aire la pregunta todavía sin respuesta. El Concierto para piano y orquesta de Dvorák despejó las dudas. Schiff tocó su parte de maravilla y dirigió trazando muy bien las líneas de fuerza de la obra. Su Segunda de Beethoven resultó muy vital en lo rítmico, muy directa en...

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De András Schiff (Budapest, 1953) se sabía que es un gran pianista y, menos, que en él hay madera de buen maestro. Como el doblete solista-director no siempre acaba de funcionar, era inevitable acudir a su concierto del martes expectantes y precavidos al mismo tiempo.

La Quinta de Schubert dejó en el aire la pregunta todavía sin respuesta. El Concierto para piano y orquesta de Dvorák despejó las dudas. Schiff tocó su parte de maravilla y dirigió trazando muy bien las líneas de fuerza de la obra. Su Segunda de Beethoven resultó muy vital en lo rítmico, muy directa en lo expresivo, dejando que lo mejor de su magnífica orquesta saliera a la luz definitivamente, sobre todo en dos primeros tiempos modélicos.

Ibermúsica

Orquesta de Cámara de Europa. András Schiff, piano y director. Obras de Schubert, Dvorák y Beethoven. Auditorio Nacional. Madrid, 3 de febrero.

El maestro húngaro, de gestos muy comedidos, sin batuta, la antítesis del director mandón, se dejó llevar por el gozo de hacer música.

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