Reportaje:TEATRO

Mi cena con un marabú

Al filo de los años ochenta, la mayoría de los circos españoles incorporaron personajes de la tele para atraer espectadores. La emulación, se demostró pronto, conducía a un callejón sin salida. Cinco chavales franceses emprendieron el camino contrario: volvieron a los orígenes y oficiaron su ceremonia en una carpa minúscula, con música añeja interpretada en vivo. Como no tenían leones en cuyas fauces meter la cabeza, metían la fiera entera (una rata) en la boca del domador. A falta de números deslumbrantes, crearon una atmósfera en la que cada gesto valía por un salto mortal. Con ironía, supli...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Al filo de los años ochenta, la mayoría de los circos españoles incorporaron personajes de la tele para atraer espectadores. La emulación, se demostró pronto, conducía a un callejón sin salida. Cinco chavales franceses emprendieron el camino contrario: volvieron a los orígenes y oficiaron su ceremonia en una carpa minúscula, con música añeja interpretada en vivo. Como no tenían leones en cuyas fauces meter la cabeza, metían la fiera entera (una rata) en la boca del domador. A falta de números deslumbrantes, crearon una atmósfera en la que cada gesto valía por un salto mortal. Con ironía, suplieron la falta de medios. El chico de la rata era Branlotin Dromesko, y entre sus socios estaban su hermano Igor y Bartabas. Años después, los tres crearon Zíngaro, troupe ecuestre y musical: en su primer espectáculo, repartían vino caliente en una carroza fúnebre. Branlotin e Igor pronto volaron por su cuenta. "Al llegar el éxito, a Bartabas se le subió a la cabeza, y la empresa creció demasiado", recuerda Igor Dromesko, que veinte años después regresa a España con La Baraque, cantina musical, espectáculo creado con Lily (su mujer), los marionetistas trillizos checos Hermanos Forman, músicos húngaros y actores franceses. Les acompañan el marabú Charles, varios cuervos, cerdos y un perro.

Tras separarse de Bartabas, Igor se tomó un año sabático y preparó La Volière Dromesko, montaje que ha hecho historia, y no es una frase. Artistas y público compartían una gran pajarera, rematada con una cúpula bizantina, sobrevolados por doscientas aves. Los cuervos pasaban las páginas de sus partituras a los músicos, caballos alados trotaban por la pista y una hermosa funambulista intentaba emular a los vencejos. El jefe de pista era monsieur Charles, el marabú. ¿Cómo se le ocurrió montar ese tinglado? "Durante el embarazo de nuestra segunda hija, Lily tuvo un antojo recurrente: cada vez que salía a por el pan o por la leche, volvía con un pájaro. En pocas semanas teníamos 60 en casa, y empecé a pensar que debía sacarles partido. Hicimos La Volière durante cuatro años. Echamos el cierre por miedo a la inercia. Funcionaba demasiado bien". ¿Qué hizo con los pájaros? "La mayoría los regalamos; soltamos a los cuervos, y nos quedamos con Charles". Lily e Igor se tomaron otro año libre. "En 1994, sentí que debía hacer un espectáculo que fuese metáfora de la vida, una representación del mundo a escala, algo que el público pudiera sentir muy cercano".

La Baraque, cantina musical, se desarrolla en una taberna de madera de cedro, construida ex profeso, desmontable, que Théâtre Dromesko lleva una década trasladando por toda Europa. De sus paredes cuelgan sacos y cestos de mimbre repletos de cebollas. Apenas caben 150 espectadores por función, sentados en 14 largas mesas de madera. "Mientras tocamos, los espectadores comparten una botella. Después, nos sentamos a tomar una sopa con ellos, y lo que sucede más tarde está muy abierto. Puede que haya baile. Lo habitual es que todo dure en torno a tres horas. En Estrasburgo, un par de músicos amigos se nos unieron, y estuvimos cinco horas más. La Baraque me agota tanto como invitar a comer a casa a 150 amigos. Cada día tenemos que limpiar nuestras cabezas del público del día anterior, y relacionarnos con el nuevo desde cero".

En estos diez años, los Her-

manos Forman e Igor han preparado otros espectáculos. En 2003, Igor estrenó L'utopie fatigue les escargots (la utopía cansa a los caracoles), pieza sobre una Europa que no acaba de arrancar, con puesta en escena del croata Paolo Magelli. L'utopie se divide en seis fiestas o cuadros, que celebran el regreso de un amigo, un cumpleaños, un ritual fúnebre ortodoxo... y el banquete de Platón, con los filósofos cenando en una mesa colgada entre el telar y las tablas. Les voiles écarlates (velas escarlatas), estrenado en un barco sobre el Moldava, en Praga, es una transposición de un cuento de hadas de Alexander Grin". Los Forman, hijos del director del filme Alguien voló sobre el nido del cuco, son conocidos del público español: llevan quince años girando con Ópera barroca, espectáculo de títeres excepcional.

La Baraque. Madrid. Festival Escena Contemporánea. Del 31 de enero al 10 de febrero. Jardines del Canal de Isabel II. Valencia. Festival VEO. Del 16 al 26 de febrero.

Théâtre Dromesko presenta 'La Baraque, cantina musical'.

Sobre la firma

Archivado En