Reportaje:

Los dioses de la inmigración

Al menos nueve religiones se practican en Alicante con un número significativo de fieles

El cierre de la única mezquita en Alicante a instancias de una orden judicial ha dejado a la comunidad islámica sin ningún recinto permanente para practicar sus rezos. Aunque el Ayuntamiento de la capital ha resuelto de manera provisional el problema con la cesión de una nave industrial, esta situación saca a la luz un nuevo reto aparejado a la inmigración: la cuestión religiosa de los diferentes comunidades extranjeras instaladas en territorio valenciano.

Un escenario donde se aprecia con mayor clarividencia es Alicante, una de las ciudades con mayor peso migratorio de la Comunidad Val...

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El cierre de la única mezquita en Alicante a instancias de una orden judicial ha dejado a la comunidad islámica sin ningún recinto permanente para practicar sus rezos. Aunque el Ayuntamiento de la capital ha resuelto de manera provisional el problema con la cesión de una nave industrial, esta situación saca a la luz un nuevo reto aparejado a la inmigración: la cuestión religiosa de los diferentes comunidades extranjeras instaladas en territorio valenciano.

Un escenario donde se aprecia con mayor clarividencia es Alicante, una de las ciudades con mayor peso migratorio de la Comunidad Valenciana y de España. En la actualidad, al menos once confesiones, con un seguimiento desigual, se practican en la ciudad con un notable número de adeptos. Sin embargo, pese a su peso por el volumen de fieles, algunas de estas confesiones carecen de las infraestructuras para practicar sus ritos. Si hasta hace poco, el catolicismo fue la religión por excelencia en Alicante, el abanico de confesiones practicadas se ha ido desplegando constantemente. La impronta espiritual de los ciudadanos de los países del Este, suramericanos, árabes y chinos, entre otros colectivos, se acentúa año tras año.

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Según un estudio del departamento de Análisis Económico Aplicado de la Universidad de Alicante, la población extranjera empadronada se ha quintuplicado en la Comunidad Valenciana en los últimos 13 años. En el año 1991, el censo de extranjeros fue de 54.213, una cifra que se elevó a casi el medio millón en 2004. Una de las colonias de inmigrantes más nutrida en la provincia de Alicante es la población norteafricana, la mayoría fiel al Islam. De hecho, en 2004, el registro de Confesiones Minoritarias del Ministerio de Justicia recogía la existencia de hasta nueve comunidades islámicas en la provincia de Alicante. Además, su capital, con 5.460 norteafricanos censados entre argelinos y marroquíes, es uno de los enclaves valencianos con mayor calado del Islam.

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Sin embargo, desde el pasado 14 de diciembre, la única mezquita permanece cerrada. El Ayuntamiento de Alicante ordenó la clausura a instancias de un decreto judicial. Los hechos se remontan a 2001, cuando el Consistorio aprobó un decreto en el que ordenaba el cierre del local por carecer de licencia de actividad y medidas de seguridad. Tras no acatar la orden municipal, la comunidad de vecinos Yoraco III recurrió a los tribunales para que los musulmanes hiciesen efectivo el decreto.

Pero la creciente implantación del Islam con sus consiguientes problemas, no es un caso aislado. Otras religiones empiezan a irrumpir con fuerza en Alicante. Las distintas comunidades religiosas, como es el caso de la musulmana, reclaman el derecho a practicar sus ritos religiosos en las mismas condiciones que los católicos. Aquí es donde surge la controversia sobre cuál es el papel que deben adoptar los poderes públicos. El profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Alicante, Manuel Alcaraz, sostiene que desde el punto de vista legal, "los poderes públicos no tienen que pagar nada a los credos". Y agrega: "Desde mi punto de vista deben ser contempladas como cualquier otra asociación y, por lo tanto, el Estado no tiene por qué pagar edificaciones, actividades o sueldos para que algunas personas puedan desarrollar su religión. No obstante, recalca el experto, la "idoneidad" de que los diferentes credos tengan su propio espacio porque, añade, más allá de templos son espacios de encuentro entre aquéllos que viven una situación de desarraigo.

Empujada por la pluralidad de confesiones en Alicante, nació en 2001 la Mesa Interreligiosa en un intento de abrir canales de comunicación entre los adeptos de los distintos credos. La portavoz de la mesa, Gloria Vallejo, apunta: "Es una iniciativa de crecer juntos frente a la pluralidad religiosa". Filosofías orientales como los brahmakumaris o el vaisnavismo, budistas tibetanos, budistas zen, bahá'í, las iglesias ortodoxas y evangélicas son algunas de las religiones que, con un número de fieles desigual, están representadas en la plataforma. De hecho, la entidad planea presentar la candidatura de Alicante para acoger en 2007 el Parlamento Entre Religiones, un encuentro nacional de diálogo interreligioso. El motivo, justifica Vallejo, es que Alicante es el ejemplo de cómo el auge de otras religiones "no suponen una amenaza" sino que "conviven" desde el respeto y la tolerancia. Entretanto, la solución que parece convencer, aunque mínimamente, a todas las comunidades es la construcción en Alicante de un centro ecuménico donde las diferentes confesiones puedan celebrar sus ritos hasta una solución definitiva.

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