Columna

Carlos Cano

Recuerdo que hace cinco años me encontraba paseando por el centro de Madrid. Hacía unos días que había muerto Carlos Cano. Mi interior estaba lleno de sentimientos. Eran intensos. Las fechas, éstas que hoy vuelvo a vivir, son las mismas. Además, su condición de andaluz y granadino, que también son las mías, hacían llegar aquellos sentimientos con esa cadencia constante e intensa como las de esas olas que llegan a las playas. Unos sentimientos cada vez más intensos y que se hicieron aún más presentes, por cuanto sabía de su hijo Pablo por mi hija pequeña, que eran compañeros del cole y contaba ...

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Recuerdo que hace cinco años me encontraba paseando por el centro de Madrid. Hacía unos días que había muerto Carlos Cano. Mi interior estaba lleno de sentimientos. Eran intensos. Las fechas, éstas que hoy vuelvo a vivir, son las mismas. Además, su condición de andaluz y granadino, que también son las mías, hacían llegar aquellos sentimientos con esa cadencia constante e intensa como las de esas olas que llegan a las playas. Unos sentimientos cada vez más intensos y que se hicieron aún más presentes, por cuanto sabía de su hijo Pablo por mi hija pequeña, que eran compañeros del cole y contaba con cinco años de edad. Recuerdo también que sentía la solidaridad y la generosidad de la gente con los inmigrantes en las calles y que sus rostros esperaban que fuera verdad que Andalucía es su tierra de acogida. Aquella noche brindé por Carlos Cano, por su hijo y por todo lo que ha representado y representa para Andalucía.

Hoy, cuando han pasado cinco años y voy hacia Madrid, es de nuevo Navidad. Aquellos sentimientos han vuelto. Se han hecho presentes. Un presencia intensa y que debo a unos comentarios que se ha realizado sobre el libro que, el adjunto al Defensor del Pueblo Andaluz, ha escrito sobre lo que ha significado y significa Carlos Cano para la cultura andaluza. Exige que no se le olvide. Exige que su poesía y sus coplas sigan estando. Y es una exigencia que acepto cumplir con la satisfacción que da el saber que se está obligado a ello. El tiempo, en esta ocasión, no puede ser ese maestro en hacernos vivir el presente. No puede hacer pasar al olvido a quien ha cantado el compromiso de Andalucía con los más desfavorecidos. El tiempo, quiero pensar, que se ha detenido para Carlos Cano. Además, es obligado. Su apuesta por todo lo andaluz y por la libertad así lo exige.

Por éstas, y por muchas más razones, cuando esta noche vuelva a ser Nochebuena, volveré a brindar por Carlos, por su hijo, por todos y volveré a sentir como aquel día. Será mi forma de parar el tiempo y seguir recordando a quien con su copla y con su poesía ha ayudado a seguir componiendo esa imagen de Andalucía, en la que la libertad, la generosidad y la solidaridad, forman parte de ser de esta tierra. Gracias Carlos.

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