Hagi, condenado a 17 meses de cárcel por agredir a un árbitro en Turquía

El ex internacional rumano Gica Hagi (Sacele, Rumania, 1965), que entrena al Politecnica de Timisoara, ha sido condenado por un tribunal de Estambul a 17 meses de cárcel, con suspensión de la pena dada su falta de antecedentes penales, y a pagar una multa de 1.770 euros. El delito: insultar, escupir y pisotear a un árbitro en 2001, cuando militaba en el Galatasaray, durante un partido de la Liga turca contra el Genclerbirgili.

Vehemente sobre el césped, introvertido fuera de él, de majestuosa y elegante zurda que en su día le mereció el apelativo de Maradona de los Cárpatos, Gi...

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El ex internacional rumano Gica Hagi (Sacele, Rumania, 1965), que entrena al Politecnica de Timisoara, ha sido condenado por un tribunal de Estambul a 17 meses de cárcel, con suspensión de la pena dada su falta de antecedentes penales, y a pagar una multa de 1.770 euros. El delito: insultar, escupir y pisotear a un árbitro en 2001, cuando militaba en el Galatasaray, durante un partido de la Liga turca contra el Genclerbirgili.

Vehemente sobre el césped, introvertido fuera de él, de majestuosa y elegante zurda que en su día le mereció el apelativo de Maradona de los Cárpatos, Gica Hagi siempre dejó su impronta por donde pasó. No acabó de cuajar en el Madrid (1990-1992) ni en el Barça (1994-1996), pero dejó detalles de gran clase, como los goles que marcó desde la divisoria en El Sadar o Balaídos y en el Mundial de 1994 contra Colombia. Donde mejor se adaptó Hagi fue en Turquía; se convirtió en el ídolo del Galatasaray, de los siempre irreverentes y fanáticos aficionados que poblaban las gradas del infierno turco, Ali Sami Yen. Entre otras cosas, porque fue él quien lideró al equipo en la conquista de la Copa de la UEFA de 2000 ante el Arsenal.

Pero Hagi también escribió una página negra en Turquía cuando, contra el Genclerbirgili, mostró su lado engreído. El colegiado del encuentro le anuló un gol y, tras las desproporcionadas protestas del rumano, le expulsó por doble amarilla. En un arrebato, Hagi se acercó al árbitro y le insultó, escupió y pisoteó. "Ha sido víctima de una provocación vergonzosa. El árbitro, antes del encuentro, ya le comentó que le iba a expulsar", argumentó Mircea Lucescu, técnico del Galatasaray. Ahora, cuatro años después, debe pagar por esa acción impropia de un futbolista.

Hagi también perdió los estribos en la Eurocopa de 2000 cuando Rumania estaba abocada a la derrota ante Italia, lo que significaba la despedida de Hagi con la selección tras 135 partidos y 22 goles. El jugado entró entró con saña al tobillo derecho de Conte, que sufrió una rotura de ligamentos.

La fuente de la sanción a Hagi, Realitatea TV de Rumania, informa de que, según las leyes turcas, el castigo habría podido ser mayor, pero se tuvo en cuenta su prodigiosa actividad en el Galatasaray.

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