Siete de cada 10 subsaharianos aún no pueden ser repatriados

La falta de convenio facilita que los principales emisores de 'sin papeles' rechacen su readmisión

Sólo dos de los seis países subsaharianos con los que España ha negociado este año acuerdos de repatriación de inmigrantes han respondido de forma positiva. Son Ghana, de donde proceden el 8% de los residentes legales subsaharianos, y Malí, de donde ha llegado el 10%. Senegal -origen de la mayoría de los residentes-, Camerún, Gambia y Guinea-Conakry siguen negándose a readmitir a sus nacionales. Tras la reciente gira del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, el número de subsaharianos susceptibles de ser repatriados son tres de cada 10.

En los últimos 18 meses llegaron...

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Sólo dos de los seis países subsaharianos con los que España ha negociado este año acuerdos de repatriación de inmigrantes han respondido de forma positiva. Son Ghana, de donde proceden el 8% de los residentes legales subsaharianos, y Malí, de donde ha llegado el 10%. Senegal -origen de la mayoría de los residentes-, Camerún, Gambia y Guinea-Conakry siguen negándose a readmitir a sus nacionales. Tras la reciente gira del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, el número de subsaharianos susceptibles de ser repatriados son tres de cada 10.

En los últimos 18 meses llegaron en pateras a España 7.000 subsaharianos sin papeles, de los cuales el Gobierno sólo pudo repatriar 1.556 porque los países de origen de los demás se negaron a reconocerlos como conciudadanos.

Para solucionar esa situación,el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, realizó el pasado julio una gira por varios países subsaharianos para arrancarles acuerdos de readmisión. Su idea era aprovechar "el crédito político generado por el exitoso proceso de regularización" llevado a cabo por la Secretaría de Estado de Inmigración entre febrero y mayo, que permitió a medio millar de subsaharianos legalizar su situación administrativa. Pero, salvo Nigeria, Ghana y Malí, los gobiernos anfitriones dieron largas al secretario de Estado.

La razón de estas negativas es económica. La mayoría de los gobiernos subsaharianos alientan la emigración de sus ciudadanos, que al cabo de un tiempo en el extranjero comienzan a enviar dinero a sus familiares. Esas divisas son, en la mayoría de los casos, la principal fuente de ingresos de unos Estados paupérrimos.

También las respuestas positivas han tenido un componente económico. Aunque España ya había firmado en 2001 con Nigeria un acuerdo que se hallaba pendiente de ratificación, Moratinos remachó el clavo colocado por su secretario de Estado anunciando que el Gobierno está dispuesto a condonar el 60% de la deuda nigeriana, que supera los 170 millones de euros, y a aportar tres millones de dólares a la Confederación de Estados del África Occidental, organismo regional apadrinado por Nigeria.

Con el Gobierno de Ghana, Bernardino León suscribió un protocolo financiero por el que España le aportará 60 millones de euros (el 50% en Fondos de Ayuda al Desarrrollo y el resto, en créditos), más otros cinco millones como donación y la condonación de una deuda de 61 millones de dólares.

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Ayuda alimentaria

Malí sólo ha recibido hasta el momento un millón de euros en ayuda alimentaria, mientras estudia la posibilidad de firmar el acuerdo migratorio que le propone España.

Nigeria es uno de los principales exportadores de inmigrantes hacia España, donde residen legalmente 16.000 de sus ciudadanos. Los residentes de Ghana ascienden a 8.000 y los de Malí, a 10.000, si bien en éste último caso el incremento de los que llegan en pateras es mayor que en los anteriores.

Aunque el número de ciudadanos de Níger residentes en España es, por el momento, irrelevante, Moratinos ha ofrecido a ese país, el más pobre de la tierra, un acuerdo para ayudarle a controlar las rutas de emigración que, procedentes de otros Estados, pasan por su territorio hacia Europa.

Pero ni Senegal, de donde procede la mayor colonia de inmigrantes subsaharianos en España (26.000 personas), ni Gambia (15.500 inmigrantes), ni Camerún (2.000) ni Guinea-Conakry (5.000) han querido firmar convenios migratorios. El Ministerio de Asuntos Exteriores confía en que el funcionamiento de los acuerdos alcanzados con sus vecinos y los buenos oficios de Nigeria, el gigante diplomático de la zona, que se ha comprometido a intentar persuadirles, acaben por aceptar la regulación de sus flujos migratorios.

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