Crítica:ELECTRÓNICA | Louie Austen

El viejo 'crooner' moderno

La actuación ansiada de la noche era la del vienés Louie Austen, un tipo elegante que en sus dos anteriores presentaciones en Madrid había dejado a la parroquia local boquiabierta. Es un crooner a la antigua usanza: elegantemente vestido, ademanes de caballero eterno, una sonrisa de oreja a oreja y una voz bien modulada y clara. Le hace moderno el que no lleva orquesta, y que se defiende con un CD, que él mismo manipula, donde están las pistas musicales de sus canciones. Una especie de karaoke sin letras a la vista sobre una grabada partitura rítmica cargada de beats...

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La actuación ansiada de la noche era la del vienés Louie Austen, un tipo elegante que en sus dos anteriores presentaciones en Madrid había dejado a la parroquia local boquiabierta. Es un crooner a la antigua usanza: elegantemente vestido, ademanes de caballero eterno, una sonrisa de oreja a oreja y una voz bien modulada y clara. Le hace moderno el que no lleva orquesta, y que se defiende con un CD, que él mismo manipula, donde están las pistas musicales de sus canciones. Una especie de karaoke sin letras a la vista sobre una grabada partitura rítmica cargada de beats electrónicos y otros ecos de la vanguardia digital.

Un divertido desafío -hacer bailar a la gente sin descanso- para un simpático cincuentón que se ha pasado media vida cantando estándares del jazz por hoteles y casinos baratos y que la electrónica -bendito el día que se topó en un gimnasio con el productor Mario Neugebauer- le ha venido a dar una segunda oportunidad.

Louie Austen + Telephunken

Louie Austen (voz). Telephunken: Ernesto Sánchez (voz, bases y DJ); Sergio Zamarvide (bajo); Ángel Mingarro (batería) y Alicia Gargallo (teclados). Sala Heineken (Madrid), 15 de diciembre de 2005.

Su genial despedida con el clásico entre los clásicos My way dio paso a la tanda de los zaragozanos Telephunken, que dividieron su actuación en una parte en directo, con instrumentos convencionales mezclados con los efectos electrónicos, y otra de Ernesto Sánchez ejerciendo de DJ. Brasil, Que se sepa, Boca Medusa o Rocker, fueron algunas de las piezas de esa primera que resultó espectacular y efectista al comprobar qué bien casa juntar bases casi rockeras de bajo y batería convencionales, con la sonoridad contundente y mecánica de las electrónicas.

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