Crítica:

Catálogo impresionista

Por primera vez se exhibe en España una parte de los fondos de la colección del empresario suizo Gérard J. Corboud, que está compuesta por obras de las distintas épocas del movimiento impresionista, desde sus precursores hasta sus últimos coletazos ya dentro del siglo XX. La selección de 41 paisajes que se exhiben en A Coruña permiten asistir a la evolución técnica y teórica de un movimiento artístico que rompió con los convencionalismos académicos todavía vigentes a finales del siglo XIX y abrió las puertas a una nueva forma de representar la realidad en la pintura.

El amplio abanico t...

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Por primera vez se exhibe en España una parte de los fondos de la colección del empresario suizo Gérard J. Corboud, que está compuesta por obras de las distintas épocas del movimiento impresionista, desde sus precursores hasta sus últimos coletazos ya dentro del siglo XX. La selección de 41 paisajes que se exhiben en A Coruña permiten asistir a la evolución técnica y teórica de un movimiento artístico que rompió con los convencionalismos académicos todavía vigentes a finales del siglo XIX y abrió las puertas a una nueva forma de representar la realidad en la pintura.

El amplio abanico temporal que abarcan estos cuadros -el primero es de 1861 y el último de 1920- y la variedad de estilos y técnicas representadas hacen de esta colección un auténtico catálogo de las distintas tendencias que siguieron los maestros impresionistas. Los primeros esbozos de esta nueva forma de pintar pueden verse en la obra de uno de los primeros maestros de Monet, Johan Barthold Jongkind. El impresionismo en estado puro está representado en la colección por cuadros del propio Monet, de Gustave Caillebotte o de Alfred Sisley. Finalmente, las distintas ramificaciones a las que dio pie el movimiento impresionista están presentes en las obras de Camille Pissarro, Maximilien Luce, Pierre Bonnard o Henri Martin, entre otros.

IMPRESIONISMO

Obras maestras del Museo Wallraf Richartz-Fundación Corboud

Fundación Barrié de la Maza

Cantón Grande, 9. A Coruña

Hasta el 5 de febrero de 2006

Escenarios rurales, urbanos, costeros, de bosques o vistas de edificios históricos son los elegidos por estos artistas para expresar sobre el lienzo sus conceptos sobre la importancia de la luz y de la densidad y forma de la pincelada, al plasmar con fidelidad el instante en el que se contempla un paisaje. A través de estas obras puede apreciarse la evolución desde un primer impresionismo -con una atención prioritaria al uso de la luz en la pintura- hacia la creciente preocupación por las estructuras del cuadro y a la obsesión de los puntillistas por las relaciones físicas entre los colores.

En la muestra pueden verse

además obras de artistas que ni siquiera se sitúan estrictamente dentro del impresionismo -Matisse, Gauguin- pero que sí recibieron alguna influencia de este movimiento. Así, el cuadro Córcega, el viejo molino (1898) es un buen ejemplo del interés de Matisse por el puntillismo y la obra de Gauguin El Sena en el Pont de Grenelle (1875) recuerda a los cuadros preimpresionistas de Monet y Renoir y tiene muy poco que ver con los que pintó en Tahití y por los que alcanzó el reconocimiento posterior.

Pese al indudable atractivo que tienen estas obras, el corazón de la colección Corboud lo forman artistas menos conocidos pero que muestran la variedad de registros y la amplitud en la difusión de los postulados del impresionismo. En particular destacan los cuadros del llamado grupo de Les Vingt, formado por pintores neoimpresionistas asentados en Bélgica y del que formaban parte, entre otros, Theo van Rysselberghe o Willy Finch. La amplitud y variedad de estilos de las obras exhibidas apuntan a que el impresionismo fue sobre todo una nueva actitud hacia la pintura, más que un movimiento artístico en el sentido convencional. Precisamente ahí es donde reside la mayor riqueza del legado impresionista.

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