Frustración y esperanza
El desbocado galopar del rock de guitarras (¿hay otro?) de los mexicanos Jaguares volvió a hacer las delicias de sus seguidores madrileños, cómplices de las consignas del grupo y que no paraban de cantar las letras. Y las consignas de Saúl Hernández son muy claras: apela al individualismo para reivindicar la fuerza de cada uno para no dejarse seducir por las mentiras del sistema; y a la hermandad, para que juntos todos tengan el poder suficiente de decir bien alto que todavía es posible creer en un mundo más justo y equilibrado.
El rock oscuro y desasosegado está detrás de todo eso. La ...
El desbocado galopar del rock de guitarras (¿hay otro?) de los mexicanos Jaguares volvió a hacer las delicias de sus seguidores madrileños, cómplices de las consignas del grupo y que no paraban de cantar las letras. Y las consignas de Saúl Hernández son muy claras: apela al individualismo para reivindicar la fuerza de cada uno para no dejarse seducir por las mentiras del sistema; y a la hermandad, para que juntos todos tengan el poder suficiente de decir bien alto que todavía es posible creer en un mundo más justo y equilibrado.
El rock oscuro y desasosegado está detrás de todo eso. La diversión de asistir a un concierto donde el rock se hace vigoroso, carnal, se convierte en preocupación necesaria cuando se concretan crímenes reales y atroces.
Jaguares
Saúl Hernández (voz y guitarras), Alfonso André (batería), César López Vampiro (guitarra), Marco Rentería (bajo) y Leonardo Muñoz (percusiones). Sala Galileo Galilei. Madrid, 8 de noviembre.
Jaguares se han hecho altavoz mundial de la causa de Ciudad Juárez. La delicada y preciosa Ayer me dijo un ave, está dedicado a esa lucha, y sirve a Saúl para arremeter contra el presidente de su país, "un pequeño pendejo" que ha tenido "el descarado cinismo", según él, de asegurar que la mayoría de los casos de Juárez ya estaban esclarecidos.