Columna

La niña

Cómo será. Cómo será la primera noche que la niña duerma en casa, cuántos la cuidarán, quién se levantará de noche si llora, se levantará también su padre, sentirán miedo el día que tenga fiebre, se enfrentarán solos a la necesidad de bajarle la temperatura, la meterán en su bañerita en agua tibia, dudarán en si llevarla al hospital. Cómo será cuando dé los primeros pasos, habrá siempre alguien detrás cuidando de que su cabeza no se golpee con el pico de una mesa, jugará con los objetos queridos de los padres, los romperá, se reirán los padres del tremendo provechito después del biberón. Se ve...

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Cómo será. Cómo será la primera noche que la niña duerma en casa, cuántos la cuidarán, quién se levantará de noche si llora, se levantará también su padre, sentirán miedo el día que tenga fiebre, se enfrentarán solos a la necesidad de bajarle la temperatura, la meterán en su bañerita en agua tibia, dudarán en si llevarla al hospital. Cómo será cuando dé los primeros pasos, habrá siempre alguien detrás cuidando de que su cabeza no se golpee con el pico de una mesa, jugará con los objetos queridos de los padres, los romperá, se reirán los padres del tremendo provechito después del biberón. Se verá alterada la intimidad de esos padres por esa nueva presencia, interrumpirá la niña alguna vez su deseo de hacer el amor. Meterán alguna noche a la niña entre los dos en la cama porque no deja de llorar o de hablar en la oscuridad, como hacen los bebés inquietos cuando se desvelan. Se quedará la niña con la abuela o con la tata cuando los padres salgan. Discutirán los padres por las intromisiones a destiempo de los abuelos. Discutirán porque la niña tiene más cercanía con una familia que con otra. Qué pasará si en la escuela una niña la quiere pegar, o si es ella la que pega a otro niño, pedirán los padres disculpas o explicaciones como hicimos todos. Qué pasará el día en que la niña se entere de que es reina, reina desde que nació, cómo reaccionará, ejercerá su pequeña tiranía o se meterá debajo del sofá asustada por semejante responsabilidad. Le pedirá a su madre que le cuente historias de cuando vivía en un barrio, como todo el mundo, o se quedará fascinada con los retratos históricos de sus nobles antecesoras. Sabrá ser mujer, moderna y reina. Sabrá hacer compatibles sus propias decisiones con el destino con el que ya fue concebida, o bien un día dirá, mira, mamá, voy a hacer el camino de vuelta, me he enamorado de ese periodista y no quiero vivir en palacio, ni medir lo que digo, ni que cuando viaje me reciba un grupo de bailes regionales, ni que continuamente se esté cuestionando si estamos de más o de menos en España. No quiero que cuando tenga un hijo haya periódicos que titulen: "Letizia: misión cumplida", como hicieron contigo, mamá, lo encuentro humillante.

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