Reportaje:

Galileo Galilei cumple 20 años en la órbita nocturna

La veterana sala madrileña celebra su cumpleaños con un disco y una fiesta en la que participan sus artistas habituales

Puede que fuera la figura de Galileo Galilei, quien exclamó la frase eppur si muove (y sin embargo se mueve) al constatar que era la Tierra la que se movía alrededor del Sol y no al revés, la que iluminara a los tres socios que en octubre de 1985 abrían el local de actuaciones que ahora va a cumplir nada menos que dos décadas en activo.

Precisamente ése, Galileo Galilei, fue el nombre que Ángel Viejo padre, Ángel Viejo hijo y Germán Pérez -los socios- escogieron para el nuevo recinto de esparcimiento nocturno situado en el corazón de Argüelles. En parte, como explica Ángel Viejo ...

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Puede que fuera la figura de Galileo Galilei, quien exclamó la frase eppur si muove (y sin embargo se mueve) al constatar que era la Tierra la que se movía alrededor del Sol y no al revés, la que iluminara a los tres socios que en octubre de 1985 abrían el local de actuaciones que ahora va a cumplir nada menos que dos décadas en activo.

Precisamente ése, Galileo Galilei, fue el nombre que Ángel Viejo padre, Ángel Viejo hijo y Germán Pérez -los socios- escogieron para el nuevo recinto de esparcimiento nocturno situado en el corazón de Argüelles. En parte, como explica Ángel Viejo hijo, porque "el sitio había sido primero un cine de barrio llamado así, ya que estaba en el número 100 de la calle de Galileo". Pero también "simbolizaba la empresa tan dura que íbamos a acometer".

Además de música, el local de Argüelles alberga espectáculos de magia y actos de conciencia social

Ángel recuerda aquellos primeros años como "un momento de una explosión cultural impresionante en Madrid". Y agregó: "Llenábamos todos los días, actuara quien actuara. Además, hacíamos exposiciones de pintura y teníamos una galería de fotos con artistas muy importantes".

Eran cosas que no tenían cabida en otros espacios nocturnos de la capital y por las que de otras ciudades y países venía gente a conocer la movida y su posterior desarrollo y efervescente decadencia. A tope de ambiente, Galileo Galilei compartía entonces el jazz con la canción de autor.

Pero, tras la época dorada del alcalde socialista Enrique Tierno Galván, la regiduría de la Villa y Corte cambió de signo y la cosa se notó; como recuerda el hoy gerente de la sala: "¿[Agustín] Rodríguez Sahagún o [José María] Álvarez del Manzano? Los dos fueron por el estilo. El caso es que fueron cortándose los movimientos culturales paulatinamente y la ciudad comenzó a morirse poco a poco".

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A comienzos de los años noventa -con el protagonismo del concejal Ángel Matanzo- la sala vio cómo la crisis y el acoso a la noche madrileña alcanzaban el punto crítico: "Ya no es que no ganáramos. Es que casi teníamos que poner dinero. Nos planteamos cerrar. Pero pasó el bache y la verdad es que ahora se ha vuelto a alcanzar el punto más alto en muchos años".

En la larga vida de la Galileo, como se la conoce popularmente, han pisado sus tablas artistas tan variopintos como Antonio Vega, Javier Krahe, Pablo Carbonell, el Gran Wyoming, Kiko Veneno, Martirio, Niña Pastori, Fangoria, Los Piratas, Coque Malla, Bebe, La Excepción, Ismael Serrano, Pancho Céspedes, Hilario Camacho, Pedro Guerra, Jorge Drexler, Albert Plá, El Cigala, Tomatito, Michel Camilo, Faemino y Cansado y un larguísimo y heterogéneo etcétera en el que podría ir incluido un alto porcentaje de quien ha sido alguien en la música popular española de los últimos 20 años.

En cuanto a nombres internacionales, también han actuado ante su ya representativo rótulo luminoso Juanes, Jackson Browne, el senegalés Cheikh-Lö, Stacey Earle, Michael Bubblé o, más recientemente, Jaime Cullum, entre muchos otros. Empezó con actuaciones dos o tres días a la semana, pero ahora Galileo Galilei programa todos los días, "llegando a tener una media de treinta y tantos artistas al mes. Como buscamos que sea una sala ecléctica, programamos muchos estilos: pop, rock, canción, músicas del mundo, flamenco, hip-hop, jazz...".

Además de la música la sala Galileo alberga o ha albergado magia, con Juan Tamariz o el desaparecido Pepe Carroll, entre muchos otros, y espectáculos de humor -Faemino y Cansado- o de monologuistas cómicos.

El espacio también ha servido para cobijar actos de mayor conciencia social: "Cuando el desastre del Prestige hicimos un montón de conciertos para recaudar fondos y también participamos en el homenaje al periodista José Couso, que fue muy emocionante", recuerdan sus propietarios.

Con bebidas a precios razonables y entradas que oscilan entre los cinco y los nueve euros, según quien actúe, la sala se ha preocupado por modernizar su ideario, creando los conciertos únicos con artistas más jóvenes: Australian Blonde, Mastretta, Deluxe, Astrud, Sidonie, The Sunday Drivers, Christina Rosenvinge o Mala Rodríguez. Veinte años después de su nacimiento, la Sala Galileo Galilei, como expresara el médico y matemático que le prestó su nombre, sigue moviéndose en la noche madrileña.

Un mes de celebraciones

Para celebrar sus primeros 20 años, la sala Galileo prepara un completo mes de actuaciones para octubre, en el que actuarán muchos de los nombres asiduos del local.

Entre las actividades previstas destaca la fiesta de presentación del 20º aniversario, que tendrá lugar el próximo lunes o el histórico debut tocando juntos de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, que será el jueves 6 de octubre.

También ha editado la sala un CD-DVD conmemorativo que se venderá a 12 euros y en el que 20 artistas habituales de primera fila interpretan, cada uno, uno de sus éxitos. Destaca la pareja cómica Faemino y Cansado, que se estrenan en la música con el rap Helena no sabe decir gnoki, todo un delirio.

Y es que el dúo es uno de los más acérrimos de Galileo. Dice Carlos Faemino: "Para mí es la Atlántida y está llena de alantes. Un sitio único. El personal es el mismo de hace 20 años. No quiero pensar que es una secta y que cualquier día nos suicidamos todos. Eso sería una catarsis de la hostia".

Más en serio, el cantautor rockero Quique González afirma: "Una sala que tiene un formato medio entre el club y el café teatro y hace que la gente esté cerca, viéndote en condiciones. Además, al acabar la actuación, no empieza a sonar bacalao a todo cuello como en otros sitios".

Javier Krahe también aprecia que "un paralelepípedo sin columnas es algo impagable para el público". Y agrega: "A mí me encanta cuando estreno canciones y allí he estrenado bastantes".

Álvaro Urquijo, de Los Secretos, dice: "Como profesional y como público, la encuentro fenomenal. Además, tiene la comodidad de que si estás entre el público y alguien te invita a tocar, puedes subir por el frente".

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