Cartas al director

Fórmula 1

Esta carta, aunque hable de Fórmula 1, no es para felicitar a Fernando Alonso por su reciente título ni para elogiar sus vicisitudes. Afortunadamente la Fórmula 1 no se reduce a Fernando Alonso, como viene siendo habitual de un tiempo a esta parte en España. Y felizmente también, los que hemos seguido el Gran Circo aun cuando no figuraba ningún piloto español en parrilla, hemos podido disfrutar de este deporte siempre y no sólo ahora. Detrás de los actuales porcentajes de share de la F1, tan insólitamente desorbitados como suculentos para los (otrora ausentes) patrocinadores, se halla l...

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Esta carta, aunque hable de Fórmula 1, no es para felicitar a Fernando Alonso por su reciente título ni para elogiar sus vicisitudes. Afortunadamente la Fórmula 1 no se reduce a Fernando Alonso, como viene siendo habitual de un tiempo a esta parte en España. Y felizmente también, los que hemos seguido el Gran Circo aun cuando no figuraba ningún piloto español en parrilla, hemos podido disfrutar de este deporte siempre y no sólo ahora. Detrás de los actuales porcentajes de share de la F1, tan insólitamente desorbitados como suculentos para los (otrora ausentes) patrocinadores, se halla la gente que no estuvo en los mismos análisis de audiencia que nos privaron, no ha mucho y durante unos años, de la emisión de las carreras en la televisión pública por la monotonía y el hastío que les despertaba.

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Por esta razón, esta carta está dedicada, no a Fernando, sino a todos aquellos que saben de la exis-

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tencia de Alberto Ascari, de Jim Clark, de Jack Brabham, de Graham Hill, de Stirling Moss, de Gilles Villeneuve, de Jackie Stewart, de Jochen Rindt, y de tantos otros; para aquéllos que saben que hace 50 años hubo un piloto español en Ferrari y que quedó segundo en el Gran Premio de Gran Bretaña por detrás del gran Juan Manuel Fangio; para aquéllos que se ilusionaron primero con Adrián Campos y su Lois Minardi, y más tarde con Luis Pérez Sala; para aquéllos que saben que existió un monoplaza que se llamaba Lola; para quienes vivieron Tamburello en directo y lloraron la irreparable pérdida de Magic Senna; y para los que fueron testigos de cómo Schumacher echó de la pista a Damon Hill ganando así su primer título mundial en el 94.

En definitiva, esta carta es de felicitación para todos los que una vez fuimos desaprobados por secundar un "deporte tedioso" pero supimos mantener vivo el espíritu de la Fórmula 1 trascendiendo lo televisivo, porque la F1 ni acabó con TVE ni empezó con Tele 5, y que continuaremos en el paddock cuando Alonso no esté, porque los pilotos pasan pero la F1 queda.

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