Tribuna:DESDE MI SILLÍN | VUELTA 2005

Bandolero

Pobre hombre, quién le mandará meterse a bandolero a su edad, me dijo uno con gracia y no sin parte de razón. Y la verdad es que no tenía mucha gracia el asunto, porque el costalazo que se había dado era de los que hacen daño. Resulta que el hombre, un señor ya entrado en años, decidió ir a ver a los ciclistas montado en su caballo, y ya de paso acompañarles en paralelo durante parte del recorrido. Para los corredores extranjeros ésta es una de las estampas típicas de la Vuelta, casi al mismo nivel que el toro de Osborne en una colina o en el horizonte cuadriculado de olivos en alguna carreter...

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Pobre hombre, quién le mandará meterse a bandolero a su edad, me dijo uno con gracia y no sin parte de razón. Y la verdad es que no tenía mucha gracia el asunto, porque el costalazo que se había dado era de los que hacen daño. Resulta que el hombre, un señor ya entrado en años, decidió ir a ver a los ciclistas montado en su caballo, y ya de paso acompañarles en paralelo durante parte del recorrido. Para los corredores extranjeros ésta es una de las estampas típicas de la Vuelta, casi al mismo nivel que el toro de Osborne en una colina o en el horizonte cuadriculado de olivos en alguna carretera del Sur.

Pero en este caso la estampa acabó en tragedia. El hombre galopaba en su caballo tratando de igualar nuestra velocidad. Llevábamos un ligero viento de culo, por lo que no andaríamos lejos de los 50 km/h. Entonces el caballo se aproximó a una zona en la que la tierra dejaba de ser campo de cereal recolectado y se convertía en una capa marrón de tierra recién arada. Al pisarla, el animal hundió su cuartos delanteros, dio una voltereta espectacular y aplastó al jinete con su peso. El hombre se quedó dolorido en la tierra mientras su caballo sin montura se incorporaba y decidía por su cuenta el rumbo a seguir. Al parecer, quiso sentirse ciclista, pues se unió a la cola del pelotón y galopó unos cuantos metros entre nosotros hasta que la Guardia Civil logró expulsarlo de la carretera.

Fue en la etapa de Valladolid, pero no lo conté por estar más encendido con otros temas. Después, en el masaje, y hablando con "El Potro" (mi masajista) de lo sucedido, mi sorpresa fue cuando me pregunto: ¿un hombre mayor con un caballo blanco? El mismo. Vaya, pobre hombre, espero que no se haya hecho daño. Dos horas antes ya andaba por el avituallamiento preguntando nervioso que a ver cuando venían los ciclistas, que tenía muchas ganas de verlos. Pues ya ves, le dije, no sé si él llegó a vernos, pero nosotros ya le vimos a él.

Pedro Horrillo es corredor del equipo Rabobank.

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