Columna

Nuevo curso, y qué facha

Visto cómo rompe septiembre, el cronista confiesa haber consumido, cada día, dos litros de agua de boca, solo para evitar deshidrataciones, y en cumplimiento de los consejos de previsión médica reiterados por emisoras de radio y televisión, eso sin contar el lujo del despilfarro de la ducha. Pero, después de escuchar las catilinarias de la Coepa, y su encendido llamamiento a la manifestación del próximo sábado, en Alicante, muy compungido, el cronista sólo confía en haber perjudicado, si acaso, unos metros del green de algún campo de golf, y nunca la precariedad del riego agrícola, que ...

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Visto cómo rompe septiembre, el cronista confiesa haber consumido, cada día, dos litros de agua de boca, solo para evitar deshidrataciones, y en cumplimiento de los consejos de previsión médica reiterados por emisoras de radio y televisión, eso sin contar el lujo del despilfarro de la ducha. Pero, después de escuchar las catilinarias de la Coepa, y su encendido llamamiento a la manifestación del próximo sábado, en Alicante, muy compungido, el cronista sólo confía en haber perjudicado, si acaso, unos metros del green de algún campo de golf, y nunca la precariedad del riego agrícola, que tanto le preocupa, no de ahora, sino desde que observó, hace ya años, cómo intereses ajenos a los cultivos, se cepillaban el Segura y su Vega Baja. El cronista no es experto en materia hídrica, pero advierte que tras esa empanada de trasvases, se mueven, ni siquiera con cierto recato, urna y ladrillo. Del Júcar al Vinalopó hay todo un territorio de muchas incertidumbres y esperanzas, de más sequía y escaso caudal, que ha propiciado, sin embargo, abundantes recursos de oportunismo político: aquí cada quien juega sus naipes marcados, suelta sus espiches y se tira sus faroles, sin reparar en que los que habitualmente pagan tanta y tan pedestre simpleza son los agricultores de una y otra cuenca, a quienes además parece que pretendan endosarles sus chorradas y estrategias de confrontación. Bajo la vieja polémica del agua y las nuevas dudas sobre la constitucionalidad del texto del Estatut se ha iniciado el curso político, que trae una facha de mucho cuidado. A la tractorada de Elche, con algo de aviso épico en su reivindicación del trasvase del Júcar desde Cortes de Pallás, le sigue el portazo intolerable que la Coepa dio en las narices al secretario general del PSPV, Joan Ignasi Pla, a quien la patronal le había solicitado una reunión, con objeto de que expusiera el trazado alternativo del Júcar al Vinalopó. Al parecer, y así se pretextó, el presidente de Coepa y promotor inmobiliario Joaquín Rocamora, tenía "asuntos privados de su trabajo" y anuló el encuentro. Según la información de Luis D. Martínez en estas mismas páginas, "Los socialistas reaccionaron con una sola frase: 'La decisión de Coepa habla por sí misma'". O sea, cada cual mejor en su rincón. En cuando a la enmienda del PSOE al Estatut valenciano, a su paso por el Congreso, y en lo referente a los derechos históricos y a la llamada "cláusula Camps", tal vez se resuelva finalmente con unos retoques técnicos, aunque el PP anda muy susceptible y escamado, y no precisamente por su más que dudosa vocación autonomista, sino porque puede preceder a los catalanes y sentar así plaza de primera y ejemplar víctima, en las enmiendas y recortes estatutarios, que probablemente se produzcan. Mientras, en el Ayuntamiento de Alicante, el jueves empezó el periodo de exposición pública del plan de Rabassa que se cerrará el 23 de este mismo mes. La controvertida edificación de 15.000 viviendas, 9.000 de las cuales son de precio tasado, tiene tela. Ecologistas en Acción ya han advertido que el anteproyecto de la urbanización no está debidamente documentado, faltan informes y el certificado de garantía de abastecimiento de aguas librado por la Confederación Hidrográfica del Júcar. Y posiblemente se recurra judicialmente todo el plan. Un plan que tapa lo suyo y da para muchos.

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