Necrológica:

José María Sirvent, periodista

Ha muerto José María Sirvent (Benabarre, 1952), víctima de un cáncer que le ha torturado durante varios meses, mucho tiempo para un periodista que funcionaba al instante. Le encantaba tanto escribir como hablar, y se manejaba igual de bien frente al ordenador como ante un micrófono o la cámara, porque era un periodista de raza que tenía gancho y sabía de todo. Entendía el periodismo como un oficio y levantaba la noticia para después escribirla. Nunca copiaba, ni pasó el plato, ni se avino a razones cuando se sentía amo de su verdad. Polemista por naturaleza, socarrón y divertido, se ganaba a l...

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Ha muerto José María Sirvent (Benabarre, 1952), víctima de un cáncer que le ha torturado durante varios meses, mucho tiempo para un periodista que funcionaba al instante. Le encantaba tanto escribir como hablar, y se manejaba igual de bien frente al ordenador como ante un micrófono o la cámara, porque era un periodista de raza que tenía gancho y sabía de todo. Entendía el periodismo como un oficio y levantaba la noticia para después escribirla. Nunca copiaba, ni pasó el plato, ni se avino a razones cuando se sentía amo de su verdad. Polemista por naturaleza, socarrón y divertido, se ganaba a la gente en la mesa del mejor restaurante o del bar más coqueto. Tenía un gusto exquisito para todas las cosas, para comer, para beber, para vestir, para charlar, para viajar, para vivir. A la que se sentaba, intimidaba al comensal hasta desnudarle y, una vez vencido, se lo ganaba en los postres, antes de consumir su enésimo pitillo.

Muy directo, a veces era tan mordaz y pleiteaba tanto que su discurso sonaba a corrosivo para quien no sabía de su manera de ser, generalmente combativa, más propenso a la orden que al consejo, porque era muy suyo y tenía mucho amor propio. Nunca fue un periodista fácil para el mando. Igual le daban los futbolistas que los policías, y cuando le dejaban polemizaba con los políticos. Ayudado por su vena sindicalista, no daba tregua. Trabajó en diarios deportivos, como el 4-2-4 y Dicen..., y fue jefe de sección de EL PAÍS y redactor jefe de El Mundo, y en todos utilizó la misma vara de medir y el mismo lenguaje. No reparó en la condición de los dirigentes de los clubes, ni en las instituciones, sino en su obra y su personalidad, y siempre fue igual de justo con unos y con otros. Al fin y al cabo se declaraba periodista universal que sólo era esclavo de su firma.

A los lectores se los ganaba desde el conocimiento. Leyó, estudió y viajó mucho. Al final optó por quedarse, y su familia se lo agradeció, sobre todo su esposa Carolina, su hija Blanca y su madre, Amalia, porque Pepón -su padre- murió hace poco. José María era un periodista excelente y un amigo que siempre tenía respuestas para cualquier pregunta. Y puesto que también estudió medicina, nadie supo mejor que él qué tenía y qué le pasaría.-

Sobre la firma

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