La superficie forestal quemada este año se ha incrementado un 30% respecto a 2004

El fuego se ha cobrado la vida de 13 personas, el balance más trágico de los últimos 14 años

Las pésimas previsiones sobre la temporada estival de incendios forestales se han cumplido. La peor sequía que se conoce en la Península desde 1947 ha facilitado su proliferación. En lo que va de año y con relación a la media del mismo periodo de los 10 últimos años, el número de incendios se ha incrementado en un 29,7%, y la superficie forestal quemada supera el 30%, según datos actualizados por el Ministerio de Medio Ambiente hasta el pasado 7 de agosto. Tampoco se conocía un verano tan aciago en fallecimientos desde hace años. Hasta ahora han muerto 13 personas en tareas de extinción.
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Las pésimas previsiones sobre la temporada estival de incendios forestales se han cumplido. La peor sequía que se conoce en la Península desde 1947 ha facilitado su proliferación. En lo que va de año y con relación a la media del mismo periodo de los 10 últimos años, el número de incendios se ha incrementado en un 29,7%, y la superficie forestal quemada supera el 30%, según datos actualizados por el Ministerio de Medio Ambiente hasta el pasado 7 de agosto. Tampoco se conocía un verano tan aciago en fallecimientos desde hace años. Hasta ahora han muerto 13 personas en tareas de extinción.

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Las advertencias de que este verano las masas forestales españolas corrían el máximo riesgo por la sequedad acumulada en el suelo no han servido de nada. No llovió durante el invierno ni en primavera, pero el hecho de que el matorral creciera ralo no ha impedido que las quemas deliberadas o intencionadas hayan actuado este año como bombas incendiarias del monte.

El número de conatos de incendios forestales en lo que va de año ha crecido un 65,7% sobre la media de los últimos 10 años, casi 3.000 más que en el mismo periodo del año pasado.

Los incendios de más de una hectárea se han incrementado también un 29,7%, mientras la superficie arbolada afectada por el fuego ha registrado una subida del 82,6%.

En estos datos no se incluyen los incendios registrados en Benuza (León), Casavieja (Ávila) ni el de la sierra de Cazorla, porque el Ministerio de Medio Ambiente está pendiente de que le faciliten la medición definitiva de la superficie arrasada. Las primeras indicaciones procedentes de la Junta de Andalucía evaluaban en más de 6.000 hectáreas la superficie quemada en Cazorla, de las que alrededor de 1.500 hectáreas correspondían a espacios arbolados y de alto valor paisajístico en el mayor parque natural de España.

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Carreteras cortadas

La estadística aún parcial de este balance catastrófico arroja otro dato demoledor. En lo que va de año el número de grandes incendios que han afectado a superficies mayores de 500 hectáreas casi se ha duplicado en relación al año pasado y la media de los últimos 10 años. Han sido 22, frente a 13, lo que supone un incremento del 69,2%.

En lo único que no se ha ganado es en extensión de monte quemado. Han sido más de 94.000 hectáreas, un 30% más que la media de los 10 últimos años, pero casi 10.000 menos que en el año pasado.

Pero el año 2005 no pasará a la historia por estos datos, sino por el dramático balance de víctimas mortales entre las miles de personas que intervienen en las tareas de extinción. El más trágico de los últimos 14 años. A mediados de julio fallecieron 11 trabajadores de un retén en Guadalajara, y en la primera semana de este mes murió un joven de un retén al caerle una piedra cuando se dirigía a extinguir el incendio de Casavieja (Ávila) y un piloto se estrelló cuando regresaba a su base de Beariz, tras participar en la extinción de un incendio en Medeiros, Ourense.

Éste es el tercer accidente aéreo de este tipo que ocurre en los últimos dos años en Galicia. El consejero de Medio Ambiente, Alfredo Suárez Canal, declaró ayer que los tres aparatos siniestrados son del mismo modelo, por eso van a seguir de cerca las condiciones de sus vuelos y remitir sus conclusiones a Aviación Civil.

Por otro lado, dos incendios obligaron ayer a cortar la autovía de Barbanza y la que une Ferrol con As Pontes, en Coruña; y en la comarca de las Cinco Villas, en Zaragoza, se habían quemado por la tarde más de 300 hectáreas al extenderse el fuego de un rastrojo avivado por el cierzo.

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