Entrevista:MAYTE MARTÍN | Cantaora

"La cultura no debe ser un negocio"

"Los cuarenta son una buena edad para plantarse, ¿verdad?, pues aquí me planto y ya no cumplo más". Mayte Martín lo afirma con la media sonrisa de quien puede coquetear con las cifras porque sencillamente no juega a ese juego. La cantaora barcelonesa acaba de cumplir 40 años, pero no es esa cifra la que anda celebrando estos días, sino otra mucho más importante para ella: sus 30 primeros años subida a un escenario. "Las cuentas no engañan: la primera vez tenía 10 años y ahora tengo 40", añade la cantaora.

Mayte Martín habla de su ya larga carrera entornando la mirada, como rebuscando en...

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"Los cuarenta son una buena edad para plantarse, ¿verdad?, pues aquí me planto y ya no cumplo más". Mayte Martín lo afirma con la media sonrisa de quien puede coquetear con las cifras porque sencillamente no juega a ese juego. La cantaora barcelonesa acaba de cumplir 40 años, pero no es esa cifra la que anda celebrando estos días, sino otra mucho más importante para ella: sus 30 primeros años subida a un escenario. "Las cuentas no engañan: la primera vez tenía 10 años y ahora tengo 40", añade la cantaora.

Mayte Martín habla de su ya larga carrera entornando la mirada, como rebuscando en su interior, pero sin denotar ni rastro de melancolía. "Mi primera actuación fue en un concurso que organizaba un supermercado de Castelldefels con Radio Miramar", recuerda. "Gané el primer premio cantando una petenera acompañada por mi hermano a la guitarra. La petenera fue lo primero que aprendí a cantar, ¡de pequeñita ya empecé a hacer cosas raras! El premio consistía en una bicicleta, un televisor portátil y una semana de promoción en la emisora presentada por Andrés Caparrós. Después de esa semana volví a casa a cantar otra vez para la familia, pero echaba en falta el escenario. Mi madre se dio cuenta y buscaron algún lugar en el que pudiera seguir cantando, pero para desahogarme, sin ninguna intención profesional. Así fue como hice una prueba para la Casa de Andalucía, porque en aquella época ¡hacían pruebas hasta los que no cobraban!".

"Soy catalana, me siento catalana y he llevado siempre el nombre de Cataluña allí a donde he ido"
"Es la Diada y allí estaré. Cantaré en castellano porque canto flamenco y el flamenco no se canta en catalán"
"En el Palau celebraré 30 años sobre el escenario. Las cuentas no engañan: la primera vez tenía 10 y ahora tengo 40".

Con 10 años, Mayte Martín se zambulló en el peculiar mundo de las peñas flamencas del extrarradio barcelonés. "Estuve ocho años cantando en las peñas. Ahora hace muchísimo que no piso una. Me sirvieron para coger tablas, pero las peñas han estado siempre enquistadas. Se inventaron para tener un trozo de la cultura andaluza en Cataluña y, al final, eran más puristas que en Andalucía. Los jóvenes se han apartado totalmente de las peñas".

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Escuchando el relato pormenorizado de Martín no deja de resultar curiosa la figura de una niña barcelonesa de 10 años atraída por las peteneras. "Vivía dos películas diferentes: lo que a mí me gustaba y lo que me servía para relacionarme con la gente de mi edad, aunque apenas me relacionaba con otros críos porque teníamos intereses distintos. Mientras ellos jugaban yo estaba con los auriculares aprendiendo canciones. Me veía a mí misma como un bicho raro, nunca expliqué en el colegio que cantaba o lo del premio. Era como una doble vida".

Treinta años después, Mayte Martín sigue viviendo una doble vida, esta vez dividiéndose entre dos mundos aparentemente tan distantes como el bolero y el flamenco. "A mí eso de la doble vida se me da muy bien", bromea y recuerda que se aficionó al bolero gracias a los discos de su hermano. "Al principio pensaba que la gente se volvería loca al no saber dónde encasillarme, pero finalmente vi claro que yo soy así, no puedo decidirme por ninguna de las dos cosas porque me sentiría incompleta. Así que prefiero que la gente se vuelva loca a estar yo incompleta. Los boleros y el flamenco no tienen absolutamente ninguna similitud, si la tuvieran no me serían los dos tan necesarios. Son dos lenguajes diferentes que me llevan a lugares muy diferentes. Los boleros me arrastran a la melancolía y el flamenco a un desconsuelo aún mayor. Las cosas tristes que me duelen son las que me llevan a cantar o a componer. En la música siempre busco la melancolía, las cosas alegres no me motivan".

El próximo 22 de septiembre Mayte Martín ofrecerá en el Palau de la Música barcelonés un concierto para celebrar esos primeros 30 años en el que por primera vez reunirá en una misma actuación sus caras bolerista y flamenca. Días antes, el 11 de septiembre, Mayte Martín participará en el acto institucional de la Diada Nacional de Catalunya que la Generalitat organizará en el parque de la Ciutadella de Barcelona. La participación de Martín junto a otras voces del ámbito catalán (José Carreras, Maria del Mar Bonet, el Orfeó Català y el director Antoni Ros Marbà) ha despertado ampollas entre los partidos de la oposición, que han hablado ya de "desnaturalizar la Diada". "Soy catalana, me siento catalana y he llevado siempre el nombre de Cataluña allí a donde he ido. Es la Diada Nacional de Catalunya y allí estaré, no veo que tenga que justificar nada más", afirma rotundamente. "Cantaré en castellano porque canto flamenco y el flamenco no se canta en catalán. Si tocara la trompeta nadie se preguntaría nada porque la trompeta no se puede tocar en castellano o en catalán".

La participación de Mayte Martín en la Diada arropando al Partit dels Socialistes (PSC) no es nada nuevo ya que la cantaora siempre ha colaborado de forma rotunda y clara con este partido y muy especialmente con el actual presidente catalán, Pasqual Maragall. A pesar de ello no duda en manifestar un cierto desencanto con la actuación del tripartito catalán en cosas de cultura. "La cultura está abandonada", afirma tras meditar mucho la frase. "El dinero público no se emplea correctamente, no hay una buena gestión cultural. La cultura no debe ser un negocio y más cuando se gestiona con dinero público. El Gobierno ha cambiado, pero en este campo no he percibido ningún cambio, a lo mejor es que todavía es pronto para que las intenciones se tornen realidades".

Martín utiliza prácticamente las mismas palabras al hablar de la industria discográfica. En octubre grabará un nuevo disco de flamenco y no derrocha entusiasmo ante las ofertas que baraja. "Las discográficas ni siquiera dedican tiempo y dinero a comprobar si eres rentable, van a lo seguro, y el flamenco no es nada seguro. Es un romanticismo grabar un disco de flamenco pero mientras pueda vivir de mi romanticismo me doy por satisfecha porque la mayoría no pueden hacerlo. ¿Hacia dónde va todo esto? No lo sé, pero ya nos estamos cansando".

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