Tribuna:ATLETISMO | Campeonatos del Mundo de Helsinki

Como un dado

Cuando hacemos avanzar sobre el suelo un dado, en base a irlo girando, gana altura y energía potencial cuando se apoya sobre una arista y las pierde cuando cae sobre una de sus caras. Este argumento no es más que un modelo, que intenta explicar algunas características del desplazamiento en la marcha, de manera que el apoyo de la arista correspondería al de un solo pie (cuando el marchador se encuentra en su vertical) y la caída de la cara del dado sobre el suelo se relacionaría con el apoyo de ambos pies, que se produciría instantes después.

Si hacemos girar el dado cada vez más rápido ...

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Cuando hacemos avanzar sobre el suelo un dado, en base a irlo girando, gana altura y energía potencial cuando se apoya sobre una arista y las pierde cuando cae sobre una de sus caras. Este argumento no es más que un modelo, que intenta explicar algunas características del desplazamiento en la marcha, de manera que el apoyo de la arista correspondería al de un solo pie (cuando el marchador se encuentra en su vertical) y la caída de la cara del dado sobre el suelo se relacionaría con el apoyo de ambos pies, que se produciría instantes después.

Si hacemos girar el dado cada vez más rápido en su desplazamiento llega un momento en el que pierde contacto con el suelo, pues igual que sucede en el marchador, salvo fuerza de la gravedad, nada les mantiene unidos al suelo. Podemos imaginar un dado de dimensiones aproximadas a las del deportista, de manera que cuando se apoya en sus aristas tenga su centro de gravedad, aproximadamente a 0,9 metros del suelo. Esta es la longitud que puede tener la extremidad inferior de un marchador, considerando que su centro de gravedad no estará muy por encima de sus caderas.

Aquí el modelo del dado falla, porque se ha calculado que la velocidad crítica a la que perdería contacto con el suelo sería cercana a los 11 km/hora. Para obtener una buena marca en la prueba de los 20 km, el atleta debe desplazarse a una velocidad superior a los 15 km/hora y según el modelo del dado tendría fase de vuelo y por lo tanto estaría corriendo, extremo que no permite el reglamento. Además hay que tener en cuenta que, una vez sobrepasada la velocidad aproximada de 8 km/hora, seguir caminando es menos económico que desplazarse corriendo.

A las velocidades que se emplean en los 20 km, los marchadores avanzan en torno a 1,3 metros en cada paso (que es el doble de la amplitud que puede tener una persona adulta caminando a velocidad cómoda) y completan algo más de 3 pasos en cada segundo (frente a 1,4 cuando caminamos cómodamente). A estas velocidades hay que apurar mucho la técnica. La fase de doble apoyo debe durar lo mínimo posible (cuando caminamos dura aproximadamente un 10% del tiempo), pues de lo contrario el atleta perderá amplitud en el paso. Pero esta fase no puede desaparecer, pues en ese caso estaría corriendo y no caminando. Este es el difícil equilibrio que deben mantener los marchadores, a pesar de la fatiga, que se irá acumulando durante la prueba.

La suerte está echada y Paquillo llega en forma al mundial. Una buena técnica permite a los marchadores de élite como él, avanzar a altas velocidades sin que los jueces de la prueba aprecien que exista fase de vuelo, pues si incurrieran en ese extremo serían descalificados.

Xavier Aguado Jódar es Biomecánico de la Facultad de Ciencias del Deporte, Universidad de Castilla-La Mancha.

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