Reportaje:

Eurotunnel propone renegociar su deuda

Alcanza los 9.000 millones y si no logra un pacto con los acreedores suspenderá pagos en 2007

El grupo franco-británico ha incrementado en un 2% su volumen de negocio en el primer semestre gracias al aumento de su actividad como transportista de camiones. Es la primera buena noticia que comunica su presidente-director-general (PDG), Jacques Gounon, elegido para el cargo el 17 de junio en el transcurso de una asamblea general que se temía tumultuosa y transcurrió de manera ordenada.

Gounon fue elegido por el 98,27% de los votos representados -más de 82.000, es decir, menos del 10% de los 850.000 accionistas embarcados en la ruinosa aventura del túnel bajo el canal de La Mancha- g...

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El grupo franco-británico ha incrementado en un 2% su volumen de negocio en el primer semestre gracias al aumento de su actividad como transportista de camiones. Es la primera buena noticia que comunica su presidente-director-general (PDG), Jacques Gounon, elegido para el cargo el 17 de junio en el transcurso de una asamblea general que se temía tumultuosa y transcurrió de manera ordenada.

Sus mayores acreedores son fondos de pensiones de EE UU, el Banco Europeo de Inversiones y una aseguradora especializada en cobrar deudas difíciles
Gounon propone a los acreedores que acepten renunciar a la mitad de la deuda a cambio de una participación en el capital aún no determinada

Gounon fue elegido por el 98,27% de los votos representados -más de 82.000, es decir, menos del 10% de los 850.000 accionistas embarcados en la ruinosa aventura del túnel bajo el canal de La Mancha- gracias a que propone un programa claro que, a grandes rasgos, puede resumirse en una renegociación de la deuda y un saneamiento de la gestión de la empresa.

Gounon representa una actitud de firmeza frente a los acreedores, pero lejos de la demagogia triunfante en la asamblea general del 7 de abril de 2004, cuando una coalición de accionistas individuales derribó a la antigua dirección.

Thatcher y Mitterrand

En ese momento hubo muchas promesas que no tenían en cuenta la dramática realidad de una empresa que rinde un gran servicio, funciona de manera excelente, pero es ruinosa por un pecado de origen impuesto por la entonces primera ministra británica, Margaret Thatcher, y aceptado por el presidente francés de la época François Mitterrand. En aquel momento, a través del llamado Tratado de Canterbury, firmado el 12 de febrero de 1986, ambos países se comprometieron a no inyectar dinero público a una empresa que debía materializarse sólo gracias a la inversión privada.

En la actualidad Eurotunnel arrastra una deuda de 9.000 millones de euros y los gastos financieros de la misma devoran cualquier beneficio que Eurotunnel haga explotando su negocio. La deuda es el resultado de errores de cálculo en el presupuesto general de la obra y, sobre todo, del retraso de su finalización y puesta en marcha. Hoy la acción Eurotunnel se cotiza a 0,25 euros -en su momento de máximo esplendor, en 1989, la acción llego a valer casi 20 euros- y los principales acreedores son fondos de pensiones estadounidenses, el Banco Europeo de Inversiones y una compañía estadounidense de seguros especializada en cobrar deudas "difíciles".

Jacques Gounon propone a los acreedores que acepten renunciar a la mitad de la deuda a cambio de una participación en el capital aún no determinada. "Si la negociación fracasa, la suspensión de pagos será indefectible en 2007. La situación es muy grave, pero no nos dejaremos asfixiar sin luchar. Tenemos 18 meses de plazo por delante", declaraba Gounon ante los accionistas que acababan de elegirle PDG.

Al mismo tiempo, el nuevo presidente ya ha procedido a una importante reducción del número de trabajadores de Eurotunnel, que tiene una plantilla que supera las 3.600 personas. Gounon, tras negociar con los sindicatos, ha suprimido 750 empleos, de los cuales casi la mitad corresponden a gente que anticipa voluntariamente su jubilación.

La fecha de 2007 es clave porque es, sobre el papel, la del inicio del reembolso de la deuda. En los optimistas cálculos de explotación Eurotunnel debía ser a estas alturas una sociedad con importantes beneficios y de ahí que la concesión para explotar la obra fuera de 55 años, un plazo que luego ya ha sido prorrogado hasta los 99.

Entre los factores que también han contribuido a endeudar aún más a Eurotunnel figura el incendio -provocado- de que fueron víctimas sus instalaciones en 1996, apenas dos años después de la entrada en servicio de la colosal obra. En 2004 el ejercicio se cerró con una tesorería de explotación de 402 millones de euros, incapaz de hacer frente, tal y como ya se ha dicho, a los gastos financieros que el año anterior alcanzaron un total de 438 millones.

Los sólidos vínculos políticos y económicos de Gounon, muy bien relacionado con las grandes instituciones financieras, pero también con el actual equipo conservador en el poder en Francia le han permitido frenar la tentativa de "golpe de Estado" de Nicolás Miguet, un personaje confuso, especializado en medrar como defensor de los pequeños inversores -él dice representar al 27% de los mismos- y que en la última asamblea general pretendía que la solución pasaba por liquidar los títulos a dos euros, es decir, ocho veces por encima de su actual valor.

Modos autocráticos

Gounon ha logrado, de momento, que los acreedores acepten -el pasado 20 de abril- sentarse a la mesa para renegociar la deuda. Sus detractores le critican el que haga todo esto de manera autocrática, sin confiar en nadie, discutiendo en solitario. Para Jacques Gounon, el reto que afronta desde su primera responsabilidad como PDG está muy claro: si logra reflotar la sociedad ganará una legitimidad y credibilidad extraordinaria, pero si fracasa nadie se lo reprochará pues la suya es casi una misión imposible ante la que otros han tirado antes la toalla.

Trenes Eurostar que enlazan Londres con Paris, a través del Eurotunnel, en la estación de Waterloo.AP

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