Reportaje:OFERTA DE OCIO | Verano 2005

Veranos de pantalla grande

Los cines al aire libre son una alternativa en las noches de calor

Los cines de verano constituyen aún una alternativa para todo el que desee salir de casa en las noches de calor. Los patios con butacas se llenan en las ciudades y pueblos que ofrecen películas al aire libre a sus habitantes. No obstante, la cantidad de cines de verano privados que se cierran al año es cada vez mayor.

En Sevilla ya no queda ninguna de los antiguas plateas que existían: Triana, La Macarena o Nervión son algunas de las zonas en las que había salas veraniegas privadas. Ahora la alternativa la presenta la Diputación. Existen cuatro opciones en diferentes barrios: en el pati...

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Los cines de verano constituyen aún una alternativa para todo el que desee salir de casa en las noches de calor. Los patios con butacas se llenan en las ciudades y pueblos que ofrecen películas al aire libre a sus habitantes. No obstante, la cantidad de cines de verano privados que se cierran al año es cada vez mayor.

En Sevilla ya no queda ninguna de los antiguas plateas que existían: Triana, La Macarena o Nervión son algunas de las zonas en las que había salas veraniegas privadas. Ahora la alternativa la presenta la Diputación. Existen cuatro opciones en diferentes barrios: en el patio de la Diputación, la Alameda de Hércules, los jardines de la Buhaira y el centro cívico San Pablo. En otras ciudades ha ocurrido de forma similar.

Los Ayuntamientos organizan salas abiertas cuando los cines de verano antiguos han sido demolidos para construir nuevos edificios. "La oferta semanal del Ayuntamiento no puede suplir las tres películas diarias en distintas sesiones que el cine de verano nos permitía ver", se queja la Plataforma por el cine de verano diario en Cádiz en su página web.

En muchas localidades la supresión de estos cines no ha tenido alternativa. En las playas onubenses de Ayamonte, como Isla Cristina o Isla Antilla, la apertura de un centro comercial con salas de proyección ha hecho que casi todos los cines de verano playeros desaparezcan. "El año pasado el cine ya no abrió. Daba pena verlo lleno de escombros, cuando había sido el lugar al que todos íbamos para pasar un rato divertido", explica Marina Gómez, veraneante habitual en Isla Cristina.

El cine de los Prieto

No obstante, todavía es posible acudir a estos rara avis en muchos pueblos como Sánlucar de Barrameda (Cádiz), Matalascañas (Huelva) o Mijas (Málaga).

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Lucas Prieto es, junto a sus hermanos, dueño de dos cines de verano de Matalascañas. El primero que se abrió, el Doñana, fue inaugurado por su padre, Luis Prieto, hace 30 años.

El negocio familiar de los Prieto funciona desde el 1 de julio hasta el 15 de septiembre. Es una empresa que sigue siendo rentable, a pesar del descenso de los espectadores. "Antes la gente venía de forma masiva, porque en otras épocas el cine era una de las formas más importantes de ocio. Ahora es algo secundario, aunque creo que seguirá funcionando", opina Prieto.

El público habitual en estos cines es el familiar. "A los padres les viene bien dejar a sus hijos en el cine para tomar una cerveza", explica el dueño del Doñana. Por esta razón, los títulos más demandados son los autorizados para todos los públicos.

Uno de los atractivos de este tipo de cines es el ambigú. Las salas al aire libre cuentan en su mayoría con un chiringuito donde se venden bebidas y golosinas.

Otra de las ventajas es, además de permitir ver las estrellas, el precio. Las salas veraniegas suelen ser más baratas que las normales, a pesar de que cada vez es más habitual que proyecten títulos de temporada.

En Matalascañas, el precio de la entrada es de cuatro euros. Cada semana hay tres nuevas proyecciones que van rotando. Entre las películas programadas para este año destacan La Guerra de los mundos, de Steven Spielberg, La venganza de los Sith, de George Lucas o el último estreno de este mes, La máscara, de Lawrence Guterman.

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