El presidente del TSJA pide no ser "extremadamente garantistas"

El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), Augusto Méndez de Lugo, único magistrado reelegido para un tercer mandato al frente de un alto tribunal, opina que la justicia española no tiene nada que envidiar a las europeas, pero que tiene que ganar en agilidad, para lo que aboga por no ser "extremadamente garantistas". En una entrevista concedida a Efe, reconoce también que los juzgados están "un poco desbordados" debido a la "avalancha" de juicios rápidos.

Méndez de Lugo asegura que "el nivel de eficacia en la resolución de asuntos en la justicia española no tie...

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El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), Augusto Méndez de Lugo, único magistrado reelegido para un tercer mandato al frente de un alto tribunal, opina que la justicia española no tiene nada que envidiar a las europeas, pero que tiene que ganar en agilidad, para lo que aboga por no ser "extremadamente garantistas". En una entrevista concedida a Efe, reconoce también que los juzgados están "un poco desbordados" debido a la "avalancha" de juicios rápidos.

Méndez de Lugo asegura que "el nivel de eficacia en la resolución de asuntos en la justicia española no tiene nada que envidiar a otras", ni "en la implantación de las nuevas tecnologías", por lo que no hay que "estar en absoluto acomplejados". Sin embargo, el presidente admite que a la justicia española le falta "fundamentalmente agilidad y rapidez sin merma de garantías", ya que, "producto probablemente de una situación anterior, ahora somos extremadamente garantistas".

Según el presidente del TSJA, hay que lograr "una justicia buena, rápida, eficaz y tuteladora sin dilaciones indebidas", para que "el ciudadano obtenga una respuesta cuanto antes". Todo ello "sin merma de garantías, pero sin ser extremadamente garantistas, porque el extremismo entorpece y lleva consigo la ralentización de los procedimientos".

Méndez de Lugo califica de "extremadamente ejemplarizantes" los juicios rápidos, que dan "respuesta clarísima" a la delincuencia "que más molesta". Pero admite que "es tal la avalancha" de estos juicios que la justicia no puede "dedicar la misma atención a los sumarios complejos". También valora la introducción del jurado, aunque el legislador estructuró "quizá demasiado rigurosamente" esta figura, por lo que defendió "levísimos retoques".

En cuanto a la posibilidad de que los menores condenados pasen a prisión al cumplir 18 años, está de acuerdo, así como a dejar "cierto arbitrio judicial" para no limitarse "al máximo de ocho años de internamiento". "No debemos legislar a golpe de efecto, pero si el sentir social generalizado está diciendo que la ley tiene algún defecto, corrijámosla".

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