Entrevista:PIOTR ANDERSZEWSKI | Pianista

"Para dedicarme a una obra tengo que sentir a veces un rechazo previo"

Piotr Anderszewski, pianista polaco de 36 años, se siente mayor. "¡Buf, qué viejo, 36 años!", refunfuña. Luce una confusión entre irónica y deliberada y está marcado con una de las mejores famas internacionales entre los de su generación. Pero él no es fácil de convencer a primera vista. Es un artista exigente y con una inclinación hacia las atracciones fatales curiosa y hasta enfermiza, testaruda en el mejor de los casos, pero que le ha llevado a descubrir auténticos tesoros ocultos del repertorio. Hoy los mostrará en su debut madrileño en el ciclo Grandes intérpretes, de Scherzo, patr...

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Piotr Anderszewski, pianista polaco de 36 años, se siente mayor. "¡Buf, qué viejo, 36 años!", refunfuña. Luce una confusión entre irónica y deliberada y está marcado con una de las mejores famas internacionales entre los de su generación. Pero él no es fácil de convencer a primera vista. Es un artista exigente y con una inclinación hacia las atracciones fatales curiosa y hasta enfermiza, testaruda en el mejor de los casos, pero que le ha llevado a descubrir auténticos tesoros ocultos del repertorio. Hoy los mostrará en su debut madrileño en el ciclo Grandes intérpretes, de Scherzo, patrocinado por EL PAÍS, donde junto a Bach y en principio Chopin -"no sé, a lo mejor lo cambio por Bach", decía ayer perfeccionando su manía por el suspense-, interpretará obras de Szymanowski: las Máscaras opus 34 y las Metopas Opus 29, dos series de piezas que le han cautivado con una fuerza adictiva.

"Szymanowski es único por su pasión, su forma, pero sobre todo por su erotismo increíble"
"Si no estás inspirado con Chopin, puedes resultar decepcionante; es el más difícil"

Pregunta. Suele mezclar repertorio antiguo y contemporáneo. Bach con Szymanowski, por ejemplo. ¿Por qué?

Respuesta. A Bach siempre le va bien cualquier cosa.

P. O mal, depende. Puede ser un riesgo para el que le acompaña, ¿no cree?

R. Sí, puede ser peligroso para el resto porque después de él, ¿qué más se puede pedir?

P. Ahora ha grabado un disco exclusivamente dedicado a Szymanowski, esas cosas no se hacen mucho.

R. Le he dedicado tres ciclos. No sé, tenía miedo de que fuese excesivo. Es demasiado para el cerebro y para las emociones.

P. ¿Qué le seduce de este compositor?

R. Al principio no me gustaba, estuve dos meses ensayándolo sin entenderlo, pero un día, de repente, su obra encontró una lógica propia para mí. Es único por su sensualidad, su pasión, su forma, pero sobre todo por su erotismo increíble. Aunque tardé en descubrirlo, está claro que para dedicarme a una pieza, a veces tengo que sentir un rechazo previo.

P. ¿Le pasa con todos?

R. No, no siempre. Con las Variaciones Diabelli, de Beethoven, no me pasó, para mí es la música ideal, natural, exploran muchísimas emociones.

P. Pasa con muchas piezas de Bach también. Por ejemplo, Las variaciones Goldberg...

R. No. No las comprendo. No sé qué pasa con ellas, puede que su estructura. No, de verdad, es que no las entiendo bien. No sabría cómo empezar.

P. Mire que son raros ustedes los pianistas.

R. Complicados, ¿no?

P. Y más los polacos, que son muy geniales, pero imprevisibles.

R. Yo es que soy medio polaco y medio húngaro y vivo en París, pero me considero suizo.

P. ¿Por qué? ¿Ha pasado parte de su vida allí?

R. No, no he vivido nunca, lo digo por la indefinición, la confusión, no se sabe si son del norte o del sur. También me siento un poco luxemburgués, en ese sentido.

P. Y, sobre todo, joven.

R. Qué va. Ya tengo 36 años. ¡Qué viejo!

P. Joven para un pianista. ¿Hay algún rasgo que defina a su generación?

R. No creo, tampoco lo sé, no voy a muchos conciertos, no escucho discos. No me interesa mucho aunque no sé si debería contarlo.

P. ¿Qué le interesa?

R. La arquitectura, la pintura, la literatura de manera enfermiza, y la comida, la comida obsesivamente, lo que come la gente.

P. ¿Chopin tampoco le interesa? A un polaco que vive en París, como él, sería imposible.

R. Lo sé pero no me identifico con él.

P. Hoy está anunciada su Sonata número tres en su programa.

R. Sí, pero no sé si cumplirlo. Prefiero tocar a Bach, ya veré. Es que para interpretar a Chopin hay que estar muy convencido y lo he hecho demasiadas veces ya. Si no lo tienes claro, si no estás inspirado para él puedes resultar decepcionante porque es íntimo, delicado, subjetivo, el más difícil de todos.

El pianista Piotr Anderszewski, ayer en Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ
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