Cambio y recambio

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Es probable que varios de los candidatos votasen la candidatura de Jaume Alonso-Cuevillas para el decanato en 2001, pero en la actualidad ninguno de ellos elogia sus ocho años de gestión, salpicada en el segundo mandato por dos procesos penales de los que salió absuelto en un caso o no llegó a ser juzgado en otro. El pasado colegial de algunos de los candidatos también ha irrumpido en la campaña a favor y en contra.

Joaquim de Miquel, secretario del Colegio desde 2003 y diputado de la junta durante cuatro años, aparece con el marchamo del candidato más continuista y él mismo asegura sin reparo que "el haber pertenecido a juntas anteriores no es un elemento contaminante". Giménez-Salinas, que también estuvo en las juntas que presidía Cuevillas durante tres años, afirma que aquello fue una "experiencia apasionante", que se marchó por discrepancias y que "en la vida se ha de ser coherente".

Del Castillo, que ha sido vicedecano los últimos cuatro años, también coincide en que "no es ninguna afrenta haber estado en la junta y yo no me voy a justificar de nada. ¡Faltaría más!". Albert Sala se define como "el cambio de verdad" porque no ha ocupado ningún cargo en la junta y porque "la junta saliente pudo ser austera y transparente y no lo fue".

Montaner, que también ha ocupado diversos cargos en la junta del Colegio desde hace 25 años reivindica su pasado y reprocha a algún candidato que "no sabía hace dos meses ni dónde estaba el Colegio".

Jufresa, que tampoco ha ocupado ningún cargo colegial, se declara amigo íntimo de varios de los candidatos y recuerda: "para que una campaña electoral sea honesta debe haber denuncias de las carencias y hacerse propuestas constructivas". Sentís, por su parte, lleva 10 años colegiado y admite que el Colegio le ha sido muy útil, pero que ahora hace falta una renovación.