ELECCIONES GALLEGAS | La batalla por el voto

Cuiña avisa a Rajoy de que luchará como un gladiador para recuperar su poder en el PP

El líder de la oposición acusa a Zapatero de ir a Galicia a pronunciar "frases vacías"

Mariano Rajoy acudió ayer a la boca del lobo, situada para él en Lalín (Pontevedra), el feudo donde reina su gran adversario en el PP gallego, Xosé Cuiña. Al presidente del PP le halagaron el oído con grandes elogios, pero en el aire quedó una advertencia inequívoca de Cuiña, el hombre que aspira a suceder a Manuel Fraga con el apoyo del sector rural del partido. Cuiña evocó en el mitin las "cicatrices" que lleva "en el corazón y en el alma" tras ser defenestrado de la Xunta por presiones de la dirección nacional del PP y proclamó que seguirá luchando "como un gladiador" antes que "envejecer d...

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Mariano Rajoy acudió ayer a la boca del lobo, situada para él en Lalín (Pontevedra), el feudo donde reina su gran adversario en el PP gallego, Xosé Cuiña. Al presidente del PP le halagaron el oído con grandes elogios, pero en el aire quedó una advertencia inequívoca de Cuiña, el hombre que aspira a suceder a Manuel Fraga con el apoyo del sector rural del partido. Cuiña evocó en el mitin las "cicatrices" que lleva "en el corazón y en el alma" tras ser defenestrado de la Xunta por presiones de la dirección nacional del PP y proclamó que seguirá luchando "como un gladiador" antes que "envejecer de pasividad".

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El espectro de la crisis que hace ocho meses estuvo a punto de fracturar el PP gallego se cernía ayer sobre el mitin más comprometido para Fraga y Rajoy en toda la campaña, y que reunió a unas 1.500 personas. Cuiña, el sempiterno aspirante a suceder al octogenario presidente y caído en desgracia hace dos años, tras la crisis del Prestige, ha aceptado un lugar de poca relevancia en las listas, el quinto puesto por Pontevedra. Pero dirigentes del sector rural del partido, como el líder del PP de Ourense, José Luis Baltar, le siguen señalando como el candidato preferido para sustituir a Fraga.

Tanta expectación generan los movimientos de Cuiña que su amigo personal Francisco Vázquez, alcalde socialista de A Coruña, vaticinó hace dos días: "Tras las elecciones, en el PP se cumplirá aquello de que no hay quinto malo". Cuiña ironizó sobre estas declaraciones en el mitin de ayer. Aludió a que quintos se llaman también los reclutas que llegan al servicio militar, donde los veteranos "le hacen pagar la novatada haciéndoles la cama". "Pero yo ya soy veterano", presumió.

El que fuera secretario general del PP gallego intervino antes que Fraga y Rajoy, y él mismo admitió la inquietud que existía en la dirección del partido por el contenido de su discurso. Cuiña explicó que le habían llamado del comité de campaña para pedirle que no hablara más de 20 minutos y, sobre todo, para advertirle de que "iban a estar muy atentos los medios de comunicación nacionales". Y a continuación aprovechó esa audiencia para dejar claras algunas cosas.

Primero, que ya militaba en AP desde 1976, cuando no era más que "un joven carpinteiriño de aluminio", y que, "después de Fraga", nadie le "puede superar en el trabajo por el partido" ni en su contribución a mejorar las infraestructuras de Galicia. Segundo, que él nunca pidió ningún cargo y sólo aceptó los que le ha ofrecido Fraga. Y tercero, que nunca renunciará a los principios galleguistas que, afirmó dirigiéndose expresamente a Rajoy, "han dado grandes beneficios al PP gallego y al español".

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"Cicatrices en el alma"

El antiguo delfín de Fraga hizo amago de enterrar sus rencillas con el líder nacional del partido cuando le prometió: "Deseo que llegues a La Moncloa. Tienes categoría personal e intelectual. Eres una de las grandes cabezas de la historia actual de España". Pero de inmediato llegaron los avisos. Confesó que lleva "cicatrices en el alma y en el corazón", en clara referencia a su salida del Gobierno gallego, en 2003, forzada por la dirección nacional del partido. Y aunque aseguró que nunca hará nada contra la voluntad de Manuel Fraga, enfatizó, con una figura retórica, su propósito de seguir contando en el futuro del PP gallego: "Prefiero morir en el coliseo como los grandes gladiadores que envejecer de pasividad en las gradas".

Luego llegó el turno de Rajoy, quien devolvió tímidamente los elogios a Cuiña al definirle como uno de los "artífices del enorme avance que ha experimentado Galicia". Cerrado el capítulo de Cuiña, pasó enseguida a replicar a la intervención de José Luis Rodríguez Zapatero durante un mitin en Lugo. Rajoy reprochó sus "frases vacías" al presidente del Gobierno, a quien llegó a decir: "¿Pero sabe para qué tiene la cabeza? La cabeza no es un adorno, es para utilizarla". "Zapatero habló en Lugo como si estuviera en Cuenca", afirmó el líder de la oposición. "No tiene sentimientos. No sabe lo que siente ni lo que piensa la gente. Ha venido a hablar del divorcio, del machismo, de las manifestaciones.... ¿Y a quién le importa eso en Galicia?". Según Rajoy, lo que debería explicar Zapatero es "por qué ha paralizado el Plan Galicia".

Rajoy, que por la mañana se había reunido con estudiantes en A Coruña, cerró la jornada con otro mitin junto a Fraga en Santiago, donde se mofó de Zapatero llamándole "gafe". Explicó que el presidente se había referido por la mañana al piloto de fórmula 1 Fernando Alonso, justo en el único día en que éste no obtuvo un buen puesto. Lo mismo le pasó, dijo Rajoy, cuando apoyó al candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, John Kerry, y le ocurrirá también en Galicia.

Xosé Cuiñz, a la izquierda, y Manuel Fraga flanquean a Mariano Rajoy en el mitin celebrado por el PP en Laín.EFE

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